El Gobierno sueco defiende su estrategia frente al coronavirus y rechaza las críticas de quienes reclaman el confinamiento total del país.
Las terrazas en las calles y plazas siguen llenas mientras la práctica totalidad de los países del Viejo Continente siguen confinados.
La estrategia sueca frente al coronavirus genera dudas no sólo entre sus vecinos nórdicos sino en toda Europa. En Suecia, siguen funcionando las guarderías aunque han cerrado los institutos y las universidades, los cafés y restaurantes están abiertos y también la mayoría de los negocios.
Tan sólo se prohíben las reuniones o eventos con más de 50 participantes, se ruega a los mayores de 70 años y a las personas con patologías de riesgo a que permanezcan aislados en sus domicilios.
Todo queda en manos de la responsabilidad colectiva como ha recordado en declaraciones a Euronews, el ministro de Asuntos Europeos de Suecia, Hans Dahlgren.
“En Suecia tenemos una estructura ministerial menor, sin embargo tenemos muchas agencias, agencias expertas que dan sus recomendaciones al público en general y recomiendan al Gobierno qué decidir. Han hecho recomendaciones muy claras sobre cómo comportarse en esta crisis y si los ciudadanos escuchan esto y toman sus propias decisiones dicen: “sí, tiene sentido, tenemos que hacer esto por nosotros mismos, nuestras familias y nuestra gente”. Algo que incluso a larga puede tener el mejor efecto”, ha dicho Dahlgren.
Sin embargo, el índice de mortalidad en Suecia alcanza los 88 muertos por millón de habitantes.
En Dinamarca se sitúa en 47 muertos por millón de habitantes, un país que optó por medidas estrictas.
La economía sueca también se resiente con unos 25.000 parados más en la última semana, un incremento mayor que el registrado durante la crisis financiera de 2008.
Euronews
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