La cuentista mexicana Amparo Dávila falleció este sábado a los
92 años de edad. Dávila fue una de las cuentistas más notables de la
segunda mitad del siglo XX. Su obra “Árboles petrificados” le valió
el Premio Xavier Villaurrutia en 1977.
92 años de edad. Dávila fue una de las cuentistas más notables de la
segunda mitad del siglo XX. Su obra “Árboles petrificados” le valió
el Premio Xavier Villaurrutia en 1977.
Dávila nació el 21 de febrero de 1928 en un pueblo minero llamado
Pinos Altos, que se encuentra en el sureste del estado de Zacatecas,
cerca de la frontera con San Luis Potosí. Su vida aquí marcaría las
temáticas que años después usaría en sus narrativas: el miedo,
el peligro, la muerte, los seres animalizados y lo siniestro.
Pinos Altos, que se encuentra en el sureste del estado de Zacatecas,
cerca de la frontera con San Luis Potosí. Su vida aquí marcaría las
temáticas que años después usaría en sus narrativas: el miedo,
el peligro, la muerte, los seres animalizados y lo siniestro.
Desde los cinco años fue vista como una niña rebelde, pues siempre
pasaba horas aislada en el campo. Estudió la primaria en San Luis
Potosí, en una escuela de religiosas, pero su interés por la literatura
fue alimentada gracias a la biblioteca de su padre.
pasaba horas aislada en el campo. Estudió la primaria en San Luis
Potosí, en una escuela de religiosas, pero su interés por la literatura
fue alimentada gracias a la biblioteca de su padre.
Para realizar sus estudios universitarios, la futura autora (en ese
entonces) decidió irse a la Ciudad de México. También trabajó como secretaria del escritor Alfonso Reyes, de cuya amistad surgió su
pasión por el cuento.
entonces) decidió irse a la Ciudad de México. También trabajó como secretaria del escritor Alfonso Reyes, de cuya amistad surgió su
pasión por el cuento.
Según el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), los
críticos no la encasillaron en algún grupo literario, pero es considerada
como parte de la Generación de medio siglo. Gracias a sus cuentos, l
a autora logró impresionar al argentino Julio Cortázar, con quien después
entabló una amistad duradera.
críticos no la encasillaron en algún grupo literario, pero es considerada
como parte de la Generación de medio siglo. Gracias a sus cuentos, l
a autora logró impresionar al argentino Julio Cortázar, con quien después
entabló una amistad duradera.
Su literatura fantástica y de terror refleja lo que ella vivió de niña. Entre
sus temas más recurrentes estaban el peligro, el miedo, e incluso
la muerte, la cual la acompañó desde pequeña debido a que sus
hermanos murieron y fue criada como hija única.
sus temas más recurrentes estaban el peligro, el miedo, e incluso
la muerte, la cual la acompañó desde pequeña debido a que sus
hermanos murieron y fue criada como hija única.
Aunado a esto, la escritora reconoció que Pinos Altos era un lugar fúnebre,
pues incluso la gente de otros lugares llegaba solamente para dejar a sus
muertos, porque ahí se encontraba el cementerio más cercano, por lo que
creció “viendo a la muerte pasar”.
pues incluso la gente de otros lugares llegaba solamente para dejar a sus
muertos, porque ahí se encontraba el cementerio más cercano, por lo que
creció “viendo a la muerte pasar”.
Al principio la zacatecana solamente escribía poemas para ella misma,
pero en 1950 publicó su primer poemario “Salmos bajo la luna” y en
1954 publicó dos más: “Perfil de Soledades” y “Meditaciones a la
orilla del sueño”. Esto la impulsó a publicar en la revista Estilo.
pero en 1950 publicó su primer poemario “Salmos bajo la luna” y en
1954 publicó dos más: “Perfil de Soledades” y “Meditaciones a la
orilla del sueño”. Esto la impulsó a publicar en la revista Estilo.
Se casó con el pintor Pedro Coronel, con quien tuvo dos hijas; además
este hizo algunas portadas para sus libros. Dávila continuó con su trabajo
literario, en 1959 publicó su libro de cuentos “Tiempo destrozado”, y
en 1964 “Música concreta”, y el 1977 publicó el libro de cuentos que le
valió el Premio Xavier Villaurrutia.
En 2008 le concedieron reconocimientos por su obra literaria, en 2015 le
dieron la Medalla Bellas Artes por sus aportaciones al arte y cultura de
México y en 2018 realizó actividades en el Palacio de Bellas Artes y el Centro
de Creación Literaria Xavier Villaurrutia para abordar la figura de la cuentista
como influencia.
“Me da mucho gusto que los jóvenes escriban literatura de terror o de lo que
sea, pero que escriban buena literatura, que no sea a base de pura
inteligencia; no creo en la inteligencia pura, yo creo en la sensibilidad indudablemente”, dijo en ese entonces.
Por el festejo de sus 90 años de vida aseguró que su tiempo como escritora
aún no llegaba a su fin, por lo que publicaría semblanzas.
“Sigo escribiendo. Quiero publicar poemas chiquitos, poemas de
ayer y hoy, luego las semblanzas, que son varias. Una es una semblanza
de Pinos, Zacatecas, otra la semblanza de mi muerte”, expresó hace
dos años.
Su hija, Luisa Coronel confirmó al diario El Universal, que la cuentista murió
el sábado al mediodía de este 18 de abril.
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