La sonrisa de quien lo ha visto todo, no nos da sino esperanza por lo que está por venir.
Dicen que Leonardo de Vinci logró plasmar el alma humana en la enigmática sonrisa de la Monna Lisa. Pero quizá solo pueda esbozar una sonrisa así quien ha visto pasar por delante de sus ojos cientos de vidas humanas, cientos de almas.
Hoy día, en medio de todas las catástrofes, guerras, hambrunas, enfermedades evitables y egoísmo que nos rodean, la mayor fuente de esperanza es que alguien que ha convivido tantos años con el ser humano, sonría al final de su vida.
Alguien que sabe que la verdad del alma humana está mucho más allá de todo el mal que vemos alrededor. Alguien que sabe que, a pesar de todo, en el futuro hay muchas más razones para reír que para llorar.
Alguien que esconde todo esto detrás de su mirada, como su secreto mejor guardado, para que podamos disfrutar del reto y el placer de descubrirlo por nosotros mismos.
Fuente: Jesuitas de Castilla
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