Una vez más, el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, que abarcaría el 20 % del comercio mundial, parecía al alcance de la mano. Y una vez más, las diferencias de último momento frustraron el gran anuncio, esta vez en la cumbre del Mercosur que se celebra en Brasil. El saliente gobierno de Argentina rechaza los términos por considerar que agrava las asimetrías económicas entre ambos bloques. Del lado europeo, Francia vuelve a plantear exigencias difíciles de satisfacer, con el inocultable objetivo de prolongar las negociaciones y mantener a sus agricultores a salvo de la competencia sudamericana.
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