Foto del concierto en Grand Central publicada en la cuenta de Facebook oficial de Paul McCartney
El músico presenta su nuevo disco con una actuación en la estación Grand Central con invitados como Meryl Streep, Jon Bon Jovi, Jimmy Fallon o Sean Lennon
La voz empezó a correr tarde el jueves. Paul McCartney iba a dar un concierto en la Gran Manzana para promocionar su nuevo álbum. El lugar se mantuvo en secreto. El título Egypt Station daba una buena pista: la estación terminal de Grand Central. El espectáculo en el Vanderbilt Hall empezó con un chasquido, unas palmadas y un “Oh! Oh!” para probar la acústica. De ahí pasó a entonar el Hey Jude, que fue seguido por los presentes con un “don´t make it bad” que abrió una noche memorable incluso para una ciudad que lo ha visto todo como Nueva York.
Entre los 300 invitados del viernes se encontraba, completamente entregada, Meryl Streep. “Es fantástico”, comentaba llevándose la mano derecha al pecho mientras bailaba con Nancy Shevell, esposa de Paul McCartney. También estaban Jon Bon Jovi, el actor Steve Buscemi, la comediante Amy Schumer y, por su puesto, Jimmy Fallon, que no podía contener la emoción mientras escucha a su ídolo. Al fondo de la sala se encontraba también Sean Lennon, hijo de otra de las leyendas de The Beatles, mientras en el vestíbulo de la estación se amontonaban cientos de personas.
Como Fallon, muchos de los fanáticos que tuvieron la suerte de hacerse con una entrada utilizaron de jóvenes sus vinilos para decorar sus habitaciones y venerar a su estrella. “La gente cree que los que somos ya algo mayores venimos a estos conciertos para recordar nuestra juventud”, comenta Gary Horowtiz. Pero Paul McCartney, continúa, “es un innovador”. “Su música es relevante”, señala David Fricke, crítico de Rolling Stone, “siempre tiene algo que contar”.
McCartney es un cantante, un instrumentalista y un compositor sin igual. Una leyenda viva que renuncia a retirarse. Bromea diciendo que nunca se vio actuando en directo. Tampoco cuando tocaba con The Beatles. A sus 76 años, con 18 premios Grammy a sus espaldas, no tiene necesidad de subirse a un escenario y en lugar de sudar la camiseta podría vivir de las rentas. Pero sigue haciendo música, porque la ama y porque se entrega por completo a sus seguidores.
Y ante todo es humano. Los asistentes vivieron un momento excepcional. A la mitad del concierto se plantó en medio de la sala para cantar Blackbird. Meryl Streep estaba a sus pies. Empezó a tocar la guitarra y ya avanzada la canción se equivoca. En lugar de seguir, optó por cortar en seco. Volvió a empezar y tropezó de nuevo. “Dos veces", exclamó, "mi productor me dijo que me lo tomara con calma, que me divirtiera”. “Esta canción la he escrito yo”, comentó sorprendido.
Al tercer intento logró completarla, con el público animándole cuando llegaba a cada punto en la letra donde se había equivocado antes. Volvió al escenario, cambió de guitarra y comentó que uno de los títulos del nuevo álbum está dedicado a las víctimas del bullying. Preguntó si alguien había sufrido este tipo de acoso. Dos chicas jóvenes levantaron la mano, una por ser fan de los Beatles. “Sabemos quienes sois”, gritó McCartey dirigiéndose a los acosadores.
La música retumbó durante casi dos horas en Grand Central. El nuevo disco es su primer original desde New, publicado hace cinco años. Fue con Helter Skleter y USSR donde se dejó llevar, mostrando la pasión roquera que le da fuerza. “Es verdad que es la música con la que crecieron mis padres”, señala Harry Kahn, de 19 años de edad, “pero Paul es una inspiración también para las nuevas generaciones”. Louis Bradley comenta el trabajo que hizo con Kanye West y Rihanna: “Su música sigue nutriendo a los nuevos artistas”.
El álbum Egypt Station incluye una canción titulada Fuh You. El juego de palabras suena a “quiero follarte” al escuchar el estribillo en inglés. El roquero admite que le está ayudando a hablar del disco aunque la describe como una canción de amor obsceno. “También se puede interpretar 'for you”, comentó McCartney, “pero al que quiera escuchar otra cosa, que le jodan”. La letra de la pieza, por su puesto, es mucho más familiar. Habla de sentimientos y emociones.
Antes de la publicación del álbum, sus seguidores pudieron escuchar también I Don´t Know y Come On To Me. Lo bueno de las canciones, dice McCartney, es que son como una terapia. Cuando te sientes mal, te ayuda a desahogarte. El concierto acabó como empezó, con un chasquido de McCartney que fue acompañado por los asistentes. Se apagaron las luces y la Estación Central de Nueva York volvió a su estado original. El próximo 17 de septiembre arranca su gira mundial en Quebec City. En octubre participará en el festival Austin City Limits.
El País
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