La joven artista senegalesa presenta a elegantes modelos en medio de la basura y el plástico para denunciar la contaminación de Dakar.
Sus imágenes de chicas jóvenes y atractivas vestidas con ropas caras y con gesto alegre y desafiante, pero rodeadas de plástico, basura y todo tipo de desechos, han dado la vuelta al mundo. Sin embargo, ese es el escenario que contempla a diario la joven fotógrafa Ina Thiam detrás de su propia casa en el barrio de Pikine, a las afueras de Dakar. «Quería sorprender, provocar una reacción. Si hago fotos de la basura simplemente, la gente ya ni se molesta, están habituados a vivir así. Quería que se preguntaran cosas», asegura. Para ella, la fotografía también es denuncia.
Tiene 33 años y una fuerza interior que le asoma por los ojos. A Ndeye Fatou Thiam, su verdadero nombre, le dijeron que «no» dos veces por ser mujer. Primero quiso estudiar Matemáticas y luego presentarse a la Aduana, pero su familia se opuso. «No son cosas de chicas», le dijeron. Así que cuando comenzó a frecuentar a los raperos y cantantes de hip-hop del grupo multidisciplinar Africulturban y le volvieron a insinuar que mejor se quedaba en casa, decidió plantarse. «Estuve aprendiendo mezcla, producción musical y luego entré en el mundo audiovisual. Me dieron una cámara y tenía que grabar todos los conciertos», recuerda.
Su salto a la fotografía vino de la mano de Fatou Kandé Senghor allá por el año 2012. «Me apasioné. El vídeo es la rapidez, pero la fotografía es tener tiempo para detenerse sobre una imagen fija que puede decir muchas cosas», apunta. Una de sus referencias es la estadounidense Martha Cooper, quien retrató como nadie a los grafiteros de los años setenta. Al igual que ella, Ina Thiam se propuso plasmar en imágenes el devenir de raperos senegaleses como Fou Malade, Simon, Didi Awadi o Matador. «Ellos son gente que pelea por cambiar las cosas, yo trato de hacer lo mismo con mis fotografías», añade.
La fotógrafa senegalesa Ina Thiam. Fotografía: José Naranjo
Su Pikine natal es un lugar con enormes problemas ambientales. «Es sucio a tope, hay agua estancada y basura. Los niños juegan en medio de todo eso. Es verdad que podría haber soluciones por parte del Estado, pero la gente está insensibilizada ante la podredumbre. Así que un día le dije a mi amiga Wasso que se vistiera bien, elegante, y viniera a mi casa que tenía una idea. Cuando llegó cogimos una silla y fuimos al vertedero que hay detrás de mi casa, la puse allí y le dije que se sentara. Así empezó todo», recuerda.
«La gente dice que el Ayuntamiento debería resolverlo, que tendrían que recoger y limpiar, pero si la gente sigue tirando basura nunca se va a arreglar. La población tiene un rol a jugar en todo esto, también es responsable. Los vecinos de Guinaw Rail Nord se visten bien para ir a trabajar y cuando pasan por aquí se quitan los zapatos y se ponen chanclas para cruzar, volviéndose a cambiar cuando salen. Están acostumbrados, narcotizados ante la basura», explica Thiam, «lo que más me choca es que los niños vivan y jueguen ahí».
Cuando tuvo un puñado de imágenes con jóvenes entre los desperdicios presentó la serie a Senetopía, un proyecto inspirado por el libro Afrotopia, del economista senegalés Felwine Sarr (ver MUNDO NEGRO, nº632, pp. 48-50), «A las modelos les pido que se maquillen mucho, que se pongan tacones y cabellos naturales que son muy caros, a lo mejor lo que llevan puesto vale unos 700 euros y, sin embargo, están posando ahí en medio de la suciedad», explica la joven artista.
Pero este no es el único trabajo en curso de Ina Thiam, también conocida por su nombre artístico Ina Makosi («sabiduría» en lengua lingala). En la actualidad está centrada en el proyecto «Les Ailes du Sport», que significa «Las Alas del Deporte», pero que al pronunciarlo en francés también puede sonar como «Les Elles du Sport», «Las Ellas del Deporte». «Fotografío a chicas jóvenes que se dedican a disciplinas deportivas que en principio podría parecer que no son para mujeres, como la lucha senegalesa o el rugby». Para Thiam, el retrato es un mundo aparte. «Hay que conseguir que la persona se sienta bien, que tenga confianza, que sepa que ambos vamos a ganar con esa foto y que ambos damos el alma, porque cuando alguien inteligente la vea va a saber cosas sobre mí. Puede ser que el fotógrafo esté al otro lado del objetivo, pero también te estás retratando».
Varios artistas decoran las calles de Dakar. Fotografía: Ina Thiam
Las mujeres juegan un papel clave en su trabajo, siempre presentes, orgullosas, con el mentón alto, sonrientes y desafiantes a la vez. «Me metí en un mundo de hombres como el hip-hop y me dediqué a la fotografía por rebeldía, porque no me dejaban ser lo que quería por el hecho de ser mujer. Sé que a otras chicas les pasa y si ser feminista es dar ejemplo y mostrarles que una puede hacer lo que quiere, entonces sí, soy feminista», revela. A Ina Thiam, que se mueve con soltura entre el reportaje y la fotografía artística, le apasionan los retos y ha trabajado también para la ONG Plan Internacional en lugares complicados como República Centroafricana.
Su última idea es explorar su propio cuerpo con una serie de autorretratos que seguro que no dejarán a nadie indiferente. «Debemos estar orgullosos de lo que somos. Lo digo también como africana. Me gusta mostrar que no soy alguien pasiva, que no pido ayuda; soy alguien que se rebela, que se pelea y eso es lo que trato de transmitir como imagen y en mi vida. Uno debe trabajar para conseguir lo que quiere. Estoy orgullosa de ser de Pikine, de ser africana y pelearme por mí y por mi gente».
Mundo negro
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