La presión internacional sobre China se agudiza, por su intención de imponer de forma inminente a Hong Kong su polémica Ley de Seguridad Nacional. Después de la decisión de Estados Unidos de revocar el estatus especial de Hong Kong, al considerar que el territorio ha perdido su autonomía, ahora es el Reino Unido el que extiende la alfombra roja a los habitantes de su antigua colonia.
Londres ha decidido aumentar los derchos de unos 300.000 hongkoneses con pasaporte británico, a los que permitirá tener visados de un año prorrogable, con vistas a obtener la ciudadanía.
"Al parecer, la ley va a permitir que el Ministerio de Seguridad del Estado, equivalente a la KGB china, opere en Hong Kong -explica Chris Patten, que fue el último embajador británico del territorio-. Ellos tienen una larga reputación de coerción y tortura. No van a ir a Hong Kong a vender platos de dim sum".
El polémico proyecto de la ley, aprobado ya por el Parlamento chino, prevé castigar toda acticidad separatista, terrorista o de subversión en Hong Kong, lo que el bloque prodemocracia al igual que la comunidad internacional interpretan como un intento de amordazar y aplastar los movimientos de protesta, que alcanzaron su cénit el año pasado.
Para la oposición, en pie de guerra contra la ley, si esta se apueba de forma definitiva supondrá el final del principio "un país, dos sistemas", que otorga a Hong Kong, desde su devolución a China, autonomía y derechos inexistentes en el resto del país.
Comments