Irene Salvi, economista y trabajadora autónoma, decidió retomar el trabajo cuando todavía estaba de baja por maternidad.
"Tomé la decisión de volver a trabajar, incluso teniendo en cuenta el riesgo que implicaba el Covid porque tenía miedo de perder mi trabajo a corto plazo y potencialmente a largo plazo", recuerda.
Explica que durante las reuniones de trabajo, los colegas varones no tienen ningún problema para decir cuándo están ocupados con los niños, y que en cambio las mujeres nunca lo dice porque no quieren perder credibilidad.
A pesar de la ayuda de su esposo, Irene se siente extremadamente cansada. “Nos encargamos de todo, desde cocinar al menos dos o tres comidas al día, hasta cuidar a los niños y también nos esforzamos por pasar tiempo de calidad con ellos. Esto al final significa que ya no tienes tiempo para ti", dice.
Bélgica ha puesto en marcha una línea telefónica para padres agotados. Las mujeres llaman más que los hombres.
“Recibimos decenas de llamadas por semana. Las personas que llaman sufren de nerviosismo y tristeza, creen que no pueden hacerlo todo bien. También hay ansiedad por esta situación que nunca se acaba. Tienen la sensación de estar permanentemente sobrecargadas", explica la psicóloga Caroline Maison.
Irene siente que está haciendo dos trabajos a tiempo completo al mismo tiempo. Y en Bélgica no ha encontrado medidas de apoyo para su situación.
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