El sentido del deber y del honor profundamente enraizados en los estrictos códigos de conducta japonesa afloran y engrandecen cada una de las historias humanas por mínimas que sean que se suceden estos días de estupor y crisis en la isla
En la central de Fukusima Daiichi (o número uno), que trabaja sin descanso para evitar un escenario inimaginable, la compañía propietaria de la planta, Tokio Electric Power ordenó ayer la evacuación de toda su plantilla excepto aquellos considerados como «imprescindibles». 750 trabajadores abandonaron esta zona de máximo riesgo radioactivo, mientras que 50 técnicos se han quedado para seguir con las titánicas labores de enfriamiento en cuatro de sus seis reactores. La central de Fukushima entró en un estado de emergencia, y en él incluyeron a todos sus empleados, el pasado 12 de febrero. Los fallos en el sistema de refrigeración de la planta detectados a raíz del tsunami desencadenaron el sábado a las 3:36 de la tarde (7:36 hora peninsular) una explosión de hidrógeno en el reactor uno que hirió a cuatro trabajadores. Era el primero de una lista de sacrificios. Tokio Electric Power aseguró que sus vidas no corrían peligro y que los daños sufridos eran leves. El lunes, en Europa se desayunaba con una segunda explosión ocurrida de madrugada (las 11:01 en Japón) en el reactor tres. Esta vez, seis técnicos resultaron dañados. Horas más tarde, a las 22:20 en España (pero las 06:20 del día 15 en Japón) se produjo una tercera detonación en el reactor dos.
Ha sido la más potente de las tres y la que ha terminado por deteriorar la delicada situación de la planta. Tokio Electric Power no ha vuelto a informar sobre accidentes laborales, pero debido a la magnitud de lo ocurrido el Gobierno de Naoto Kan expresó ayer su protesta formal. Temen que la compañía no esté transmitiendo la información en tiempo real e incluso sospechan de que pudiera estar ocultando o reteniendo los peores datos a la espera de que se pueda dar un vuelco a la situación. Técnicos de la agencia nuclear de la ONU y de EE UU se han desplazado para prestar asistencia a los que ya se conocen como los 50 héroes de Fukushima.
La Razón
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