En el primer y tercer bloque de la averiada central japonesa Fukushima-1 se ha iniciado la fusión parcial del núcleo. Con el sistema de refrigeración destruido, el combustible está pasando del estado sólido al líquido, situación considerada de accidente grave en un reactor nuclear.
Tal ha sido la conclusión de una investigación realizada por expertos de la Comisión Europea sobre la base del análisis de la situación proporcionado por fuentes oficiales de Japón y del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Por ahora, la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón considera prioritario el bombeo de agua en las piscinas de enfriamiento de barras de combustible nuclear. El portavoz de la agencia explicó que el agua en la piscina empezó a hervir y a evaporarse, hecho que provoca una especial alarma de los servicios japoneses que se dedican a paliar las consecuencias de la serie de explosiones en la central Fukushima-1.
El agua mantiene su composición química hasta los 1.500 ºC, y a temperaturas superiores sus componentes se separan—oxígeno e hidrógeno—, este último altamente combustible.
La compañía operadora de la dañada central nuclear Fukushima-1, Tokio Electric Power, está terminando de establecer una nueva línea de electricidad para asegurar el sistema de enfriamiento de los reactores y los almacenes del combustible nuclear usado.
Según el representante de la compañía TEPCO, Naoki Tsunoda, está previsto abastecer la planta de energía “lo más rápido posible”.
Tras un estudio de posibles alternativas y una serie de fracasos en el uso de helicópteros debido al alto nivel radioactivo en la zona, el mando de la policía nacional anunció que para enfriar las barras de combustible en el cuarto reactor se emplearán lanzadores de agua especiales montados en un camión. Dicha operación ya ha comenzado, según informa la agencia Kyodo.
Peligros de la fusión del núcleo
Se trata de un fenómeno que no debe confundirse con la fusión nuclear y ocurre si fallan los sistemas de enfriamiento de una planta nuclear, provocando que la reacción deje de estar controlada. Esto, a su vez, desemboca en que la temperatura dentro del núcleo de la central aumenta vertiginosamente y puede provocar la fusión de los materiales radiactivos, normalmente uranio y plutonio.
De este modo, la fusión del núcleo es el accidente más temido puesto que si el combustible en estado líquido entra en contacto con el agua, se produce una explosión de vapor, agravando enormemente la situación. Además, todo material que entre en contacto con el núcleo en estado líquido se derretirá o incendiará. El efecto negativo se agravará si está destruido el edificio de contención que aísle al reactor de la atmósfera.
Quizá el único factor de calma es que una fusión de núcleo es incapaz de generar una explosión nuclear, como las que se producen por armamento atómico, pero sí es capaz (en caso de una explosión de vapor no contenida por un edificio protector) de diseminar material radiactivo en un vasto territorio.
Al mismo tiempo, a diferencia de los reactores nucleares 'tipo Chernóbyl', los reactores de la central japonesa se enfrían por agua y no usan barras de grafito para el control de la reacción. En el caso de la central soviética, justamente la destrucción de las barras de grafito generó una expulsión de polvo de grafito radioactivo a gran altura en la atmósfera, situación que contribuyó a precipitaciones radiactivas en gran parte de Europa.
Esfuerzos internacionales
Aunque Japón todavía no ha solicitado oficialmente ayuda a la UE, la Comisión Europea ya ha activado el mecanismo europeo de defensa civil bajo el cual 20 Estados de la unión se mostraron dispuestos a enviar a Japón a grupos de socorristas europeos, en particular a especialistas en protección radioactiva.
Mientras tanto, 11 países ya están proporcionando ayuda concreta, entre ellos China, Rusia, EE. UU. y Corea del Sur.
Al mismo tiempo, la comunidad internacional se mostró preocupada por la situación económica y financiera del país. Para buscar una solución al problema financiero Francia, país que preside este año el grupo G8, convocó una reunión de ministros de Finanzas y gerentes de Bancos Centrales de los siete países más industrializados del planeta.
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