Cuando en mayo de 2011 los estudiantes secundarios y universitarios en Chile tomaron las calles para reclamar por una educación pública gratuita y de calidad, pocos imaginaron que más de un año después continuarían estas movilizaciones multitudinarias.
Pero luego de lo que pareció ser un enfriamiento de las protestas en el primer semestre de 2012, los estudiantes retomaron las marchas y convocaron para este martes un paro nacional que promete ser masivo.
El Colegio de Profesores y la mayor unión sindical del país, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), participarán de la movilización,que se opone al proyecto de reforma tributaria propuesta por el gobierno de Sebastián Piñera para mejorar el financiamiento educativo.
¿Cómo logró este grupo de jóvenes concentrar tanto poder y por tanto tiempo, e instalar el tema de la educación como una prioridad para el gobierno?
Según la última encuesta del Centro de Estudios Públicos de Chile (CEP), los estudiantes tienen más credibilidad que el gobierno, el Congreso y los partidos políticos.
Noam Titelman, vocero de la poderosa Confederación de Centros de Estudiantes de Chile (Confech), dijo a BBC Mundo que este fenómeno no nació de la noche a la mañana.
"Muchos de los universitarios que hoy participan de las movilizaciones protagonizaron la llamada revolución de los pingüinos en 2006", afirmó.
Con ese nombre se bautizó una seguidilla de protestas de estudiantes secundarios contra el gobierno de Michelle Bachelet. En su momento las autoridades ofrecieron soluciones, pero las iniciativas no prosperaron.
Importancia histórica
Según la experta en Políticas Públicas de la Universidad Diego Portales, Claudia Sanhueza, incluso antes de este siglo el movimiento estudiantil ya tenía mucho peso en Chile.
"Los estudiantes fueron los primeros en protestar contra la dictadura de Pinochet en los años 80", ejemplificó.
Sanhueza también destacó la relevancia social que adquirieron tras el regreso de la democracia las dos principales figuras del mundo universitario: los presidentes de la federación de estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) y de la Universidad Católica (FEUC), papel que en la actualidad ocupa Titelman.
Ese legado explica cómo los estudiantes han logrado organizarse de manera tan efectiva para planear las protestas que comenzaron en 2011.
Según explicó Titelman, tanto los colegios como las universidades tienen una fuerte tradición de organismos internos que los representan.
Se trata de un sistema muy aceitado: cada instituto tiene asambleas, en donde cualquier estudiante puede opinar y luego votar sobre las medidas que se propongan. Esa decisión es luego traslada a un foro donde convergen las distintas federaciones del país. De ahí sale una postura unificada.
Para Raúl Irrazabal, profesor del Centro de Estudios Sociales CIDPA, la absoluta democratización del movimiento estudiantil es parte de su éxito.
"Generan mucha adhesión porque tienen una ética política muy inclusiva", le dijo a BBC Mundo.
Empatía
Según Irrazabal, además de ser democráticos los estudiantes han sido muy inteligentes a la hora de abordar su protesta.
"Han elegido formas muy diversas de manifestarse, desde marchas y tomas hasta medidas originales como el 'besatón' o las protestas en bicicleta. Se ofrecen muchas opciones diferentes de participación", resaltó.
No obstante, algunas de las formas elegidas por los estudiantes han generado polémica en el país. En especial las manifestaciones que incluyeron actos violentos.
Sin embargo, la mayoría de los expertos coincide en que los jóvenes han logrado mantener el apoyo ciudadano, a pesar de que el gobierno ha minimizado los alcances de la protesta.
¿Cómo logran recibir un respaldo masivo después de tanto tiempo de lucha?
Según Titelman, la respuesta es la empatía.
"La mayoría de las familias chilenas tiene a algún miembro en el colegio o la universidad o está pagando deudas universitarias del pasado. Este tema afecta a todos", aseguró.
En efecto, datos de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) muestran que Chile tiene la educación superior más cara del mundo.
El 70% de los estudiantes universitarios recurren a un crédito para poder estudiar, lo que los deja endeudados por años.
Un proyecto del gobierno propone que el Estado se ocupe de manejar esos préstamos para quitar a la banca privada del sistema educativo. Pero los estudiantes no están conformes con esa solución y continúan sus demandas por una educación gratuita.
¿Qué pasará?
Es difícil prever cuánto tiempo más se podrán extender las protestas estudiantiles.
Algunos, como Irrazabal, creen que este año las movilizaciones se irán desgastando.
"A pesar de que muchos apoyan la postura de los chicos la gente está tornando su atención a las próximas elecciones presidenciales de 2013, que empezarán a acaparar el foco de las noticias", vaticinó.
Son pocos los que creen que el movimiento estudiantil tomará un perfil más político para tratar de jugar un papel activo en los próximos comicios.
El propio Titelman dijo a BBC Mundo que muchos estudiantes se oponen a seguir esa vía.
No obstante, todos descuentan que la persona elegida para liderar Chile en noviembre del año próximo tendrá que ofrecer una propuesta educativa que contemple las demandas de los estudiantes si no quiere seguir siendo el blanco de este poderoso movimiento.
BBC
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