China pretende introducir un 'sistema de crédito social' con el que valorar a sus ciudadanos. Con puntos de recompensa y de penalización: quien cruce un semáforo en rojo o agite contra el Gobierno pierde puntos y debe asumir las consecuencias.
Retrasarse en el pago de las facturas, beber demasiado alcohol: este tipo de infracciones conllevan puntos de penalización y pueden traer consecuencias como, por ejemplo, la pérdida de capacidad crediticia y de viajar libremente. El que se comporte convenientemente recibe puntos de bonificación con los que puede acceder a descuentos en reservas de hotel o de alquiler de autos. Millones de cámaras desplegadas en las calles de China permiten una vigilancia completa, que se combina con sistemas modernos de reconocimiento facial y de análisis de las huellas digitales y perfiles de comportamiento en la red. El controvertido sistema de crédito social se encuentra actualmente en fase de pruebas. A partir del año que viene será introducido en la capital, Pekín. Dos ejemplos: una joven gerente de marketing está orgullosa de su buena puntuación. Gracias a ello, su hijo pequeño tiene más posibilidades de ingresar en una escuela de élite. En cambio, un periodista que ha informado sobre corrupción recibe una valoración negativa y debe afrontar las consecuencias: su cuenta de redes sociales fue cancelada y se le prohíbe volar.
Los afectados de forma más drástica son los miembros de la minoría uigur. Viven en la región noroccidental de Xinjiang y profesan mayoritariamente la fe islámica.
Con 50 años de vida en común ya estamos transitando por este “Camino otoñal”, descubriendo, día a día, la alegría de vivir y tratando de colaborar en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. El Otoño, al igual que el Adulto mayor, tiene su belleza y la estamos conociendo. Pensamos que hay mucho camino que recorrer y todavía tenemos una mirada optimista de la vida, consciente que junto a las dificultades del diario vivir, hay desafíos que afrontar y oportunidades para servir.
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