El colegio San Lambertus de la comuna de Heverlee, en Lovaina, se ha convertido en lugar de peregrinaje.
Siete de los niños muertos en el trágico accidente de Suiza eran alumnos del centro. Dos de sus compañeros siguen en coma. El profesor y el monitor que les acompañaban también fallecieron.
Personas venidas de otros puntos de Bélgica llegan a las puertas de esta escuela, con el corazón en lágrimas.
"Me doy cuenta de que podrían ser mis nietos... Es dramático. Nos sentimos impotentes. Nos gustaría ayudar, ¿pero cómo?", dice Chantal Deprez, vecina de Namur.
Tres psicólogos acompañan a las familias de las víctimas del colegio San Lambertus. El ministro flamenco de Educación, Pascal Smet, ha anunciado más medios para ayudar a los afectados a superar este drama.
"Como ministerio, vamos a dar más apoyo a las escuelas, aquí y en Lommel, para contratar a más psicólogos, a más docentes, porque es un momento muy difícil para ellos y necesitan tiempo para expresarse. Así que les vamos a dar la posibilidad de hacerlo", ha señalado.
En el Ayuntamiento de Lovaina se ha instalado el libro de condolencias, para esta nueva tragedia que ha vuelto a conmocionar a los belgas.
"Los mensajes de pésame llegan desde los cuatro puntos del globo, mientras los psicólogos acompañan activamente a los familiares de las víctimas", ha explicado la corresponsal de EuroNews en Bruselas y enviada especial a Heverlee, Gulsum Alan.
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