El Conde Drácula dará menos miedo este Halloween.
Estamos a las puertas del Castillo de Bran, según la leyenda, el hogar de este vampiro tan sanguinario en el corazón de Transilvania.
Como la pandemia de COVID 19 ya es suficientemente terrorífica, los gestores de esta importante atracción turística rumana decidieron prescindir de objetos que recuerden demasiado la pesadilla en la que estamos inmersos.
No es tiempo de esqueletos
"Decidimos enseguida que cualquier elemento de la decoración que tuviera que ver con las muertes por COVID tenía que ser cancelado este año",explica Alexandru Priscu, director de marketing del castillo. "Por lo que quitamos todo tipo e esqueletos y de dibujos sobre la muerte".
Así que el miedo este año corre a cargo de calabazas, murciélagos y telas de araña.
Normalmente son miles los visitantes que se acercan por estas fechas. Pero este año apenas unos 200 turistas por día se han atrevido a hacerlo.
Sin turistas casi
"Es cada vez peor. No hay turistas extranjeros o puede que haya unos pocos, se lamenta Adriana, dueña de una tienda de recuerdos. "Incluso para Halloween no hay grandes expectativas o estamos esperando la decisión de cerrar las tiendas".
Este castillo fue en sus orígenes una fortaleza militar. Se cree que el realmente siniestro Vlad el empalador -tremendo el origen de su apodo- podría haber vivido aquí eventualmente durante sus incursiones guerreras en el siglo XV. El escritor irlandés Bram Stoker se inspiró en su figura para crear su célebre Conde Drácula.
Quien quiera terror extra este año puede ver sus películas.
Euronews
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