Ocho días y los manifestantes polacos siguen en las calles, protestando contra la decisión del Tribunal Constitucional de prohibir casi totalmente el aborto en el país.
Esta movilización, que prosigue pese a la pandemia y las restricciones, ha provocado algo inédito en la historia moderna de Polonia. Por primera vez, se cuestiona a la poderosa Iglesia Católica polaca y su influencia política. Algunos templos han aparecido con pintadas en las que acusa a la iglesia de "promover el infierno de las mujeres".
Polonia ya tenía una de las legislaciones sobre el aborto más restrictivas de Europa y ahora se ha eliminado una de las pocas excepciones que quedaban, la posibilidad de abortar en caso de malformación grave o irreversible del feto.
El presidente Andrzej Duda da su apoyo a los manifestantes
El presidente polaco, Andrzej Duda, se ha desmarcado del Gobierno ultranacionalista de Ley y Justicia para apoyar a los manifestantes.
Según un reciente sondeo, el 66 % de los polacos desaprueba la decisión del Tribunal Constitucional y el 69 % desea que la cuestión del aborto se plantee en un referéndum. Para este viernes se ha convocado una gran marcha en Varsovia.
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