Hace 175 años, el joven mecánico Carl Zeiss abrió su taller de mecánica de precisión y óptica. Con la apertura del pequeño taller en Jena, se colocó la primera piedra del actual grupo tecnológico internacional Zeiss.
El comienzo del trabajo en conjunto con el físico y matemático Ernst Abbe, 20 años después, fue el primer paso hacia el gran avance. Otro hito para la empresa fue el logro del químico de vidrios, Otto Schott al producir vidrio con propiedades ópticas innovadoras. En 1879 envió una muestra del material mejorado a Abbe, estableciendo de esta manera una fructífera e intensa colaboración.
Con un gran compromiso hacia la sociedad y apoyo a la ciencia, Carl Zeiss sentó una base de valores. Los microscopios Zeiss son y han sido utilizados por más de 30 ganadores del Premio Nobel. Hasta el día de hoy, estos microscopios ofrecen una resolución de imagen inigualable. Sus lentes muestran estructuras del tamaño de una milésima de cabello. Los microscopios ópticos con los que se pueden examinar células vivas con especial cuidado y 20 veces más rápido, son estándar hoy en día.
Zeiss participó en el alunizaje del 20 de julio de 1969, que redefinió los límites de lo posible. Este evento histórico fue capturado en imágenes con lentes de cámara Zeiss especialmente desarrolladas para el espacio. Las lentes fotográficas utilizadas para esto fueron el núcleo de las lentes desarrolladas posteriormente para la litografía óptica.
Junto con el Instituto Fraunhofer y la empresa Trumpf, Zeiss recibió el Premio Futuro Alemán por el desarrollo de la litografía EUV. Los métodos actuales van cada vez más lejos en el rango de onda corta. Usando la fórmula de Abbe, aplican la idea de que la resolución de un instrumento óptico aumenta aún más con luz de longitud de onda más corta. Y así, hoy en día, la luz ultravioleta extrema perfora las rutas de los circuitos en una placa de silicio y dan como resultado los famosos microchips.
DW
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