Este15 de junio se conmemora el “Día Internacional de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez”, una oportunidad para enfrentarnos a un tema que nos compete a todos: el envejecimiento.
Caritas Chile desde hace 40 años ha desarrollado un trabajo constante con este sector etáreo, al que asegura se le debe brindar ayuda asistencial y también oportunidades para compartir sus experiencias y hacer ver al conjunto de la sociedad que aún tienen mucho que aportar a su entorno y al desarrollo del país.
El Programa del Adulto Mayor (PAM) de Caritas Chile advierte que la más dañina agresión que se comente hacia las personas mayores, tiene en su raíz un proyecto de ser humano joven, fuerte, sano, bello y en plena edad productiva, una imagen que hace mucho daño a la capacidad de enfrentar el dolor, el limite y la muerte, tan propios de los procesos humanos. Este modelo, arraigado en la cultura, supone maltrato porque crea frustración, sentimiento de inferioridad, poca estima y la creencia de que las personas adultas mayores aportan muy poco a la convivencia y menos a la economía.
En general, las personas mayores no reconocen o no identifican haber sido víctimas de algún tipo de maltrato porque “no saben como hacerlo, por impedimento físico, por temor a perder el apoyo de su familia o por vergüenza de hacer pública su situación”, explica Muriel Abad, coordinadora nacional de PAM “no obstante ello, son muchas las situaciones de maltrato que ellos viven”.
El trabajo de Caritas Chile, en contacto con las bases, ha descubierto, que las redes de los adultos mayores son fuertes y de gran eficacia, ellos son los primeros en acudir a las actividades de profundo sentir humano, como son acompañar enfermos o personas solas, se ponen al servicio de otros ante situaciones de emergencias, aportan sus conocimientos y experiencia ante diversas situaciones de la vida familiar y social, entre otros.
Caritas Chile ha realizado ya dos “Marchas de las cabezas blancas” donde desde Arica a Punta Arenas, se han manifestado para reivindicar sus derechos. Son muchos los adultos y adultas mayores que con sus ahorros y recursos ayudan o sostienen a sus hijos y nietos. Sus encuentros producen alegría de vivir, se apoyan, aprenden y emprenden actividades de todo tipo.
Según el P. Alfonso Baeza, vicepresidente de Cáritas Chile: “los adultos mayores son educadores de los nietos, especialmente en los sectores populares y son un insustituible recurso familiar, sobretodo hoy día, que los padres, ambos, trabajan fuera del hogar”
Para este 15 de junio, el PAM de Caritas Chile llama a reflexionar sobre la situación de las personas mayores en nuestro país y a recordar que el abuso, maltrato y violencia del que son víctimas, no puede ser considerado como un problema familiar o que refiere a las personas mayores institucionalizadas, sino como una tarea pendiente de toda la sociedad.
El desafío es que todos y todas quienes somos parte de la sociedad podamos incorporar la vejez como una etapa normal de la vida, que aún cuando en ocasiones implica distinto grado de cambio en nuestra condición física, es también una etapa de grandes oportunidades para redescubrir el valor del Arte de vivir.
La invitación es a que todos tomemos conciencia del valor y dignidad que tenemos las personas de todas las edades y desde ese reconocimiento, nos abramos a la construcción de nuevas relaciones interpersonales que hagan auténticamente humano nuestro país.
Caritas Chile desde hace 40 años ha desarrollado un trabajo constante con este sector etáreo, al que asegura se le debe brindar ayuda asistencial y también oportunidades para compartir sus experiencias y hacer ver al conjunto de la sociedad que aún tienen mucho que aportar a su entorno y al desarrollo del país.
El Programa del Adulto Mayor (PAM) de Caritas Chile advierte que la más dañina agresión que se comente hacia las personas mayores, tiene en su raíz un proyecto de ser humano joven, fuerte, sano, bello y en plena edad productiva, una imagen que hace mucho daño a la capacidad de enfrentar el dolor, el limite y la muerte, tan propios de los procesos humanos. Este modelo, arraigado en la cultura, supone maltrato porque crea frustración, sentimiento de inferioridad, poca estima y la creencia de que las personas adultas mayores aportan muy poco a la convivencia y menos a la economía.
En general, las personas mayores no reconocen o no identifican haber sido víctimas de algún tipo de maltrato porque “no saben como hacerlo, por impedimento físico, por temor a perder el apoyo de su familia o por vergüenza de hacer pública su situación”, explica Muriel Abad, coordinadora nacional de PAM “no obstante ello, son muchas las situaciones de maltrato que ellos viven”.
El trabajo de Caritas Chile, en contacto con las bases, ha descubierto, que las redes de los adultos mayores son fuertes y de gran eficacia, ellos son los primeros en acudir a las actividades de profundo sentir humano, como son acompañar enfermos o personas solas, se ponen al servicio de otros ante situaciones de emergencias, aportan sus conocimientos y experiencia ante diversas situaciones de la vida familiar y social, entre otros.
Caritas Chile ha realizado ya dos “Marchas de las cabezas blancas” donde desde Arica a Punta Arenas, se han manifestado para reivindicar sus derechos. Son muchos los adultos y adultas mayores que con sus ahorros y recursos ayudan o sostienen a sus hijos y nietos. Sus encuentros producen alegría de vivir, se apoyan, aprenden y emprenden actividades de todo tipo.
Según el P. Alfonso Baeza, vicepresidente de Cáritas Chile: “los adultos mayores son educadores de los nietos, especialmente en los sectores populares y son un insustituible recurso familiar, sobretodo hoy día, que los padres, ambos, trabajan fuera del hogar”
Para este 15 de junio, el PAM de Caritas Chile llama a reflexionar sobre la situación de las personas mayores en nuestro país y a recordar que el abuso, maltrato y violencia del que son víctimas, no puede ser considerado como un problema familiar o que refiere a las personas mayores institucionalizadas, sino como una tarea pendiente de toda la sociedad.
El desafío es que todos y todas quienes somos parte de la sociedad podamos incorporar la vejez como una etapa normal de la vida, que aún cuando en ocasiones implica distinto grado de cambio en nuestra condición física, es también una etapa de grandes oportunidades para redescubrir el valor del Arte de vivir.
La invitación es a que todos tomemos conciencia del valor y dignidad que tenemos las personas de todas las edades y desde ese reconocimiento, nos abramos a la construcción de nuevas relaciones interpersonales que hagan auténticamente humano nuestro país.
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