Exposición restrospectiva de la fotógrafa Cindy Sherman en el Moma de Nueva York. Treinta y cinco años de autorretratos de una fascinante y camaleónica artista que adora meterse en la piel de todo tipo de personajes históricos o inventados.
Cindy Sherman
Cindy Sherman afirmó alguna vez que sus fotos han de ser consideradas como arte conceptual. Su enfoque conceptual es evidente, entre otras cosas, en la división de su obra en series. Por mucha variedad que tengan esas series, hay temas constantes como el enfrentamiento con la pintura por medio de la fotografía o el interés por la imagen social de la mujer. Las primeras fotos que hicieron famosa a Cindy Sherman de un modo fulminante, a comienzos de los años ochenta, fueron sus “Film Stills”. Esos autorretratos en blanco y negro muestran a la artista en diferentes situaciones que, formal y materialmente, recuerdan fotos fijas de filmes de los años cincuenta y sesenta. Después, Sherman ya sólo hizo fotografías en color.
Por largo tiempo trabajó sobre su propio autorretrato en mil posturas diferentes, adoptando otras tantas identidades. Con este artificio planteaba la relación entre hombres y mujeres: cómo ve el hombre a la mujer y cómo se ve la mujer a sí misma.
Para formalizar estas mutaciones se ‘apropió’ –usando disfraces y prótesis- de la secretaria de la bibliotecaria, de la mujer objeto y de la niña inocente. También utilizó los estereotipos de la televisión de los años cincuenta, de los avisos comerciales y de los filmes de horror; se convirtió en los personajes de muchos cuadros famosos –generalmente retratos- de grandes pintores como Holbein, Giulio Romano, Watteau, Goya, Caravaggio y Raffaelo Sanzio (History Portraits, 1988-1990).
Una serie de gran importancia para su obra fue la que, en 1981, hizo por encargo de la revista de arte neoyorquina “Artforum”. Estas fotos –que se imprimieron a doble página, en un formato muy apaisado, acorde con las dimensiones de la revista- muestran a la artista frecuentemente tumbada con un rostro inexpresivo.
Hacia 1983 hizo sus primeras fotos de modas, en las que caricaturizaba el ideal habitual de belleza femenina. A lo largo de su carrera, desde “Fairy Tales”(1985), hasta “Disasters” (desde 1986), Sherman ha ido modificando sus autorretratos cada vez más, las protestas que ya utilizó en History Portraits han llegado a convertirse en protagonistas en “Sex Pictures” (1992).
Del mismo modo que sucederá más tarde en sus “Horror Pictures” (desde 1994), ya en sus obras desaparece completamente el cuerpo de la artista; sólo volverá a aparecer aisladamente in persona en algunas de sus tardías “Mask Pictures” (a partir de 1995). Sherman ha unido el tratamiento de la situación social de la mujer y los aspectos de la historia del cine, en su proyecto más ambicioso hasta la fecha: la película de horror “La asesina de la oficina”(“Office Killer”, 1997).
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