Astrónomos de EEUU encuentran dos agujeros negros juntos en un cúmulo a 10.000 años luz de la Tierra, algo que hasta ahora se creía imposible
En la inmensidad del cosmos, donde predominan los espacios desérticos en los que durante miles de millones de años luz no se encuentra una estrella, hay una especie de ciudades superpobladas que se conocen como cúmulos globulares. Como en las grandes urbes, allí se suceden las historiaspersonales de soles que nacen, otros que viven sus años de plenitud y algunos que poco a poco se acercan al fin de sus días. Una de las historias más dramáticas de estos cúmulos las protagonizan algunas estrellas que, al agotar su combustible, colapsan, estallan produciendo una espectacular supernova y acaban por convertirse en esa especie de monstruos galácticos que son los agujeros negros.
Estos cadáveres de estrellas, tan densos que no dejan escapar ni la luz, comienzan una peregrinación hacia el centro del cúmulo donde van a encontrarse con otros seres similares. Cuando se encuentran, según los modelos utilizados por los cosmólogos, inician una danza violenta en la que todos o todos menos uno acaban saliendo expulsados de la ciudad. Sin embargo, un nuevo estudio publicado esta semana en Nature indica que los agujeros negros son capaces de convivir.
En un artículo liderado por Jay Strader, de la Universidad del Estado de Míchigan, un equipo de científicos explica cómo gracias al telescopio de ondas de radio Karl G. Jansky Very Large Array (VLA) se han detectado en el cúmulo Messier 22, a 10.000 años luz de la Tierra, dos fuentes de radio que, probablemente, sean emitidas por dos agujeros negros con entre 10 y 20 veces la masa del Sol. “Se supone que solo puede haber un superviviente”, dice Strader en un comunicado, pero “encontrar dos agujeros negros en lugar de uno en este cúmulo globular cambia definitivamente el panorama”, añade.
“Esto significaría que dentro del cúmulo podría haber entre cinco y cien agujeros negros de este tipo”, explica el investigador del Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC) en Barcelona Carlos Sopuerta. “Son unos resultados realmente interesantes”, afirma. Estos agujeros negros son solo un tipo de los tres que existen. “Ellos estaban buscando un agujero de tipo intermedio, que pueden tener entre cincuenta y varios miles de veces la masa del Sol”, apunta. Este tipo de agujeros se podrían formar en estos cúmulos porque, dada la acumulación de estrellas, las más masivas podrían crecer hasta tamaños descomunales a base de tragarse la masa de sus vecinas.
Por último, los mastodontes de la familia son los gigantescos agujeros negros que habitan en el centro de las galaxias. Algunos como Sagitario A, el que reina en el centro de la Vía Láctea, alcanzan una masa de 4,5 millones de veces la masa del Sol, pero como explica Sopuerta, se han encontrado objetos miles de millones de veces mayores que nuestra estrella.
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