Las muestras de suelo lunar recogidas por el comandante del ‘Apolo 11′ en 1969 contienen agua, según un nuevo estudio del material
Neil Armstrong, el primer hombre que pisó la Luna, trajo agua de ese satélite sin saberlo. Un nuevo estudio de suelo lunar recogido en 1969 por el comandante del Apolo 11 ha encontrado pequeñas cantidades de agua en las muestras. El elemento tiene una composición diferente al agua de la Tierra y está encerrado en pequeños cristales dentro de los guijarros de tierra lunar, llamada regolito. Cuarenta y tres años después de la histórica misión de Armstrong, y poco más de un mes después de su muerte, las muestras recogidas por el astronauta han ayudado a desvelar la fuente de la que brota el agua de la Luna.
Hace 4.500 millones de años, un asteroide del tamaño de Marte chocó con la Tierra y engendró la Luna, que perdió en el proceso todo el agua que podía albergar, pensaban la mayoría de expertos. En 2009, una misión de la NASA disparó un proyectil contra el polo sur del satélite para analizar la columna de polvo y gas resultante. Su veredicto fue que ahí abajo había al menos 12 cubos de unos ocho litros de agua cada uno. El año siguiente, un satélite indio, el Chandrayaan-1, descubrió hasta 600 millones de toneladas de agua helada en el polo norte de la Luna. Estudios posteriores aportaron más pruebas de que la Luna estaba repleta de agua, aunque nadie sabía muy bien cómo había llegado hasta allí.
El nuevo trabajo ofrece una sólida explicación de que es el Sol el que hace brotar el agua lunar. Sus autores, con la investigadora Yang Lui de la Universidad de Tennessee a la cabeza, han analizado varias muestras de regolito recogidos por los astronautas de las misiones Apolo 11, 16 y 17.
“Gran parte de las muestras que hemos usado fueron recogidas por Neil Armstrong durante la misión Apolo 11“, explica Lui en un correo electrónico. Su equipo ha analizado las muestras con un espectroscopio infrarrojo para detectar la cantidad y tipo de hidrógeno, y con un espectrómetro de masas para medir la cantidad de deuterio en las muestras. La escasez de este último elemento en la tierra analizada apuntaría a que el agua tiene un origen solar, ya que el astro se quedó sin este elemento en una etapa muy temprana de su vida.
Las muestras contienen entre 70 y 200 partes por millón de agua, según los resultados, publicados hoy en Nature Geoscience. También hay una enorme escasez de deuterio, lo que apunta a que el agua lunar está hecha a base de átomos de oxígeno locales y átomos de hidrógeno llegados en el viento solar. Al impactar el viento con el regolito, los dos átomos se unen formando la unión OH, o grupos hidroxilo, el agua de la luna.
Agua para “plantas y humanos”
“Se trata de un trabajo muy interesante que debe enmarcarse en los recientes descubrimientos sobre agua en la Luna y otros cuerpos planetarios que obviamente no es como el agua líquida de la Tierra”, explica Jesús Martínez-Frías, investigador del Centro de Astrobiología en Madrid. Este proceso de formación de agua “estaría funcionando desde hace miles de millones de años y probablemente también en la actualidad”, añade el investigador.
El estudio habla de su hallazgo como si fuera un nuevo yacimiento minero. El material analizado se conoce como vidrios de impacto o aglutinados (producidos por la caída de asteroides sobre la roca lunar). “Los aglutinados componen una gran proporción de los suelos lunares, por lo que nos encontramos ante una abundante reserva de agua en el regolito lunar”, detalla el trabajo. Además esa reserva atrapada en los cristales minerales de la Luna se encuentra cerca del ecuador, donde recogieron sus muestras las misiones Apolo, lo que aporta nuevos datos sobre la ubicuidad del agua en el satélite.
“Ahora tenemos multitud de fuentes de agua que podría ser consumida por plantas o humanos, pero también disociada en oxígeno e hidrógeno”, explica Lui. Esos son los principales ingredientes del combustible espacial, por lo que la Luna puede ser “como un trampolín para saltar hacia Marte”, añade la investigadora haciéndose eco de un opción que barajan casi todas las grandes potencias espaciales.
¿Podría algún día ese agua ser extraída por el hombre? “Existen ya planes concretos y métodos de concentración y extracción de agua y también de oxígeno del regolito lunar”, explica Martínez-Frías, que colabora con la NASA dentro de la misión del robot de exploración Curiosity en Marte. “No obstante”, apunta, “se requeriría una instrumentación y un equipamiento que, aunque es muy interesante, necesita la presencia de una base semipermanente o permanente en la Luna”. Tanto Rusia como China han desvelado planes para edificar bases lunares dentro de dos décadas.
Agua en Deimos, Vesta y Eros
La Luna es un lugar hostil. Su ausencia de atmósfera hace que los iones que envía el sol en forma de viento lleguen sin freno a la superficie e impacten a una velocidad de 450 kilómetros por segundo. El hidrógeno contenido en el viento solar se pega al oxígeno que contiene el mineral lunar y forma la versión local de agua detectada por el estudio. El hallazgo explica el fundamento de una nueva fuente de agua en el Sistema Solar que podría llevar millones de años funcionando en muchos otros lugares. La cantidad de materia prima no escasea porque el Sol pierde un millón de toneladas de masa cada segundo. “Este descubrimiento resalta el potencial de encontrar agua en la superficie de otros cuerpos similares que no tienen atmósfera como Eros, Vesta [asteroides] y Deimos [luna de Marte]“, explica Yang Liu, primer firmante del trabajo.
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