Son marineras de barca y se hacen a la mar. Otras se dedican a la pesca del cangrejo siri y las almejas. La pesca artesanal es el ingreso de cientos de familias y hasta ahora se transmitía solo entre hombres, de generación en generación. Pero cada vez más mujeres desafían este rubro clásicamente masculino y rompen viejos tabúes.
En Uruguay, las mujeres están desafiando un rubro clásicamente masculino y deconstruyendo las creencias patriarcales de que son débiles, no tienen fuerza o no saben pescar. Aún así, la participación de la mujer en la pesquería, como en otros sectores laborales, es minoritaria. El trabajo no remunerado que muchas mujeres hacen, como las tareas del hogar y el cuidado de los hijos, habitualmente no se refleja en las cuentas fiscales y su verdadero valor todavía está subestimado.
Las pescadoras artesanales de Uruguay son un ejemplo. #dweconomiacreativa
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