La compañía británica Thompson & Morgan, acusada de provocar la última infección por E.Coli en Francia, planta cara a las autoridades galas. Sus responsables dicen que no hay un vínculo establecido entre las semillas germinadas que ellos producen y el brote de E.Coli registrado en Burdeos, y por el que siete personas siguen hospitalizadas. “Analizamos todas nuestras semillas de forma independiente y confiamos en su calidad e higiene. Es algo a lo que otorgamos una gran importancia durante el empaquetado”, dice su portavoz, Helen Johns.
La Comísión Europea busca un vínculo entre el brote de E.coli de Burdeos y el mortífero de Alemania, ambos debidos a la rara y agresiva cepa 104. En Alemania también se culpó a las semillas germinadas, producidas entonces por una empresa alemana. Pero ahora el ejecutivo comunitario camina con pies de plomo y evita disparar la alarma, para que no se repita la historia de los pepinos españoles.
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