Los cóndores localizados en Los Molles, a 3.000 metros sobre el nivel del mar. SECRETARÍA DE AMBIENTE DE MENDOZA
Un total de 34 cóndores, un puma, dos ovejas, un cordero y una cabra aparecieron muertos a casi 3.000 metros sobre el nivel del mar en Los Molles, en la provincia argentina de Mendoza (oeste). Los cuerpos de los animales estaban amontonados y parcialmente quemados. Algunos cóndores llevaban pocos días muertos, de otros quedaban sólo los huesos, pero la principal hipótesis es que todos murieron envenenados con agroquímicos. Para confirmarla se esperan los resultados de los análisis toxicológicos, que se conocerán en dos semanas.
"El cebo tóxico es una práctica muy común entre los ganaderos de cabras para combatir a predadores como el puma o el zorro. Ponen agroquímicos en un pedazo de carne o en un animal muerto para que cuando el puma lo coma se muera. A menudo los primeros son las aves carroñeras y como es un tóxico tan potente, apenas comen mueren", dice a EL PAÍS la presidenta de la Fundación Cullunche, Jennifer Ibarra. En la sede de esta institución se realizaron pruebas de rayos X que determinaron que los animales no tenían restos de plomo, es decir, que no habían muerto cazados con perdigones.
"Es un caso sin precedentes. 34 cóndores son casi la mitad de la población total de Ecuador", dice Francisco G. Táboas, de Aves Argentinas. Supera también el número de cóndores que habitan en Venezuela, donde la especie está al borde de la extinción.
El año pasado encontraron 19 cóndores muertos en Jujuy, una provincia del noroeste argentino, y en 2016 media docena en Tierra del Fuego, en el extremo sur del país. Según Ibarra, en la mayoría de casos, las aves dieron positivo en carbofurán, un agroquímico prohibido en la Unión Europea, pero autorizado en Argentina para el combate de plagas en algunos cultivos. Veterinaria de profesión, la presidenta de Cullunche sospecha que en esta ocasión usaron el mismo veneno y reclama con urgencia una ley de trazabilidad para los agroquímicos que permita hacer un seguimiento del producto en todos los eslabones de la cadena, desde el productor hasta el usuario final.
El símbolo de los Andes
Con sus alas de hasta tres metros de longitud, el cóndor (Vultur gryphus) es el ave voladora no marina más grande del mundo. Es una especie amenazada que habita desde el extremo sur del continente argentino hasta Venezuela y es el ave símbolo de la cordillera andina. Se alimenta de animales muertos y cumple las funciones de limpieza y prevención de enfermedades en la cadena trófica. "Existe la creencia de que el cóndor ataca a las ovejas y al ganado, pero el cóndor no tiene garras ni para levantar una liebre, es carroñero, no como las águilas", dice Táboas.
Las organizaciones medioambientales advierten que la matanza afecta a la especie en todo el continente y aumenta aún más su vulnerabilidad. De las 34 aves encontradas, 30 eran ejemplares adultos, un sub adulto, dos juveniles y uno indefinido. Su pérdida provocará un vacío en la reproducción y nacimiento de nuevos pichones hasta que los juveniles estén en edad de procrear, es decir, hasta que cumplan al menos 10 años. El cóndor puede vivir hasta los 70 años y tiene un ciclo reproductivo muy lento. "Ponen uno o dos huevos, que tardan casi dos años para ser juveniles y otros ocho para llegar a la edad reproductiva", explica Ibarra.
"Tuvo una gran repercusión. Ahora piden un certificado hasta para vender veneno para hormigas. Ojalá sirva para concienciar", indica la presidenta de Cullunche. En Mendoza, el cóndor está declarado monumento nacional y goza de una protección especial. Las autoridades sospechan de varios ganaderos de la zona, que en caso de ser hallados culpables por la Justicia se enfrentan a una pena máxima de dos años de cárcel y multas de hasta 220.000 pesos (11.300 dólares).
El País
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