Mientras teníamos la disyuntiva de escribir sobre el Covid-19, un tema que está harto pantanoso, versus la ballena víctima del “Estado Salmonero”, descubrimos que ambos están ligados.
En lo del Covid-19 “aisenino” es harto poco lo que se aprendió desde el caso del inglés que desembarcó desde un crucero en Tortel. Transcurridos como 2 meses, siguen desembarcando los portadores desde alguna nave, mientras consta que hasta el Consejo Regional exigió cordón sanitario. Y como se recordará la seremi de Salud había decretado medidas de ese orden el 31 de marzo las que tuvo que retirar a los pocos días ante las presiones de la industria salmonera. Al final, se dispuso algunas barreras y aduanas sanitarias con protocolos poco claros e ineficientes. ¿Como es que no puede haber sobre cincuenta personas reunidas y Latam los trae juntitos de a ciento setenta? ¿Cuántas personas hay delante del Homecenter a escasa distancia entre sí? ¿Cuántos delante de algún banco y algún comercio? Claro, adentro todo en regla y afuera a la intemperie ideal para agarrase una gripe, la “ley de Moraga”. Ya casi habíamos olvidado el por qué no hubo cuarentena (en su propia casa al menos) desde un principio a quienes entraban a la región, cuando nos recordaron esa reducción de medidas sanitarias a causa de los salmoneros. Y si bien éstos aparentemente han manejado bien su realidad y propios intereses, (tienen harta experiencia en virus y control sobre sus empleados), no pasa lo mismo con el resto de la multifacética sociedad regional. ¿Por qué será que en Chiloé sí existe cordón sanitario (allá por lo demás esgrimen los mismos argumentos que acá)?
En cambio, los pequeños dictadores, que a estas alturas abundan, especialmente en las redes sociales, estaban ocupados en tirar cloro a diestra y siniestra y cerrar servicios públicos, ferias, áreas protegidas y parques y exigir mascarilla en donde son innecesarias, mientras donde sí lo son aún hay quienes no la usan. ¿Es que es más fácil el estado policial que enfrentar a los poderosos y culturizar a los conciudadanos? Tal vez sea, porque por algo tenemos récord de desconfianza y políticos con escasa credibilidad. Y por lo visto, siguen sin aprender: ¿No les parecen conocidas las cajitas esas un tanto símiles con las canastas que reparten los candidatos en época electoral, y harto vulgares las mascarillas con logo de político? Al mismo tiempo vemos como, por ejemplo en Uruguay, han logrado enfrentar la pandemia con éxito y la receta parece ser: la conocida garra charrúa, unidad y credibilidad de la autoridad que lograron que la gente se quede en casa sin necesidad de cuarentena, la prevención socioeconómica (así la gente no necesita salir) y un sistema de salud confiable que responda a las circunstancias.
Como alguno recordará, el viernes 1 del “mes del mar” aparecieron fotos y video de una ballena Sei muerta, enredada en cables y cadenas de la salmonera Matilde 3 de la empresa Australis Seafood, propiedad del conglomerado chino Joyvio y adquirida en 920 millones de dólares al especulador estrella chileno, Isidoro Quiroga. Por cierto nada de esa fortuna, ni impuestos, ni ganancias de esa empresa quedan en Aisén. Por nuestra parte, demoramos en investigar el tema, porque en nuestro litoral ¡hay dos islas Matilde! Y también, porque Australis se encargó en borrar sus huellas en internet. Así y todo, el 8 de mayo emitimos una declaración “ante ballena víctima del Estado Salmonero”. Por alguna razón, entre las cuales puede estar la conocida mano negra salmonera y el que eso del “Estado Salmonero” es demasiado en jerga, nuestra declaración no fue publicada. Sí nos sorprendió, ver otro comunicado sobre este tema emitido desde Santiago, por quienes es poco probable siquiera conozcan nuestro litoral. ¡Así con el regionalismo! Y eso del “Estado Salmonero”, título de un documental sobre el tema, es porque en el litoral estuarino y archipelágico del Sur Austral, en vez de regir el Estado de Chile, vale el poder de las empresas salmoneras, en lo que ellos definen como “su territorio” y donde hacen lo que quieren. A tanto, que hasta pueden hipotecar concesiones de mar, ese que se supone es de todos los chilenos, y se dan el lujo de estar instalados en Áreas Silvestres Protegidas, ASP, bien público nacional. Entre las franquicias que ha obtenido ese Estado desde el otro Estado, aquel de todos, está el que donde antes debían hacer estudios de evaluación de impacto ambiental, EIA, solo presentan Declaraciones – DIA- de dudosa calidad y que pasan sin mayor problema por el sistema de revisión- evaluación. Eso incluso en donde el artículo 11 de la Ley del Medio Ambiente estipula claramente que deben presentar EIA como es del caso de Matilde 3 ubicada en la Reserva Nacional Las Guaitecas y donde existen ballenas que son objeto de protección al estar en peligro de extinción.
La cuestión es qué, además, si esa evaluación ambiental, que precisamente es para evitar y reducir impactos, fuese bien hecha, evidentemente no debiera ocurrir el que una ballena se enrede ahí. Y no es la primera, se sabe de otra que la desenredaron y debe haber más no informadas. También toninas, lobos marinos, nutrias y otra fauna de la cual evidentemente nunca llegaremos a saber (salvo alguna filtración desde la propia salmonera). La fiscalización es prácticamente nula y esa es la idea. A tanto qué en este caso de la ballena, Sernapesca pidió que se la trajeran a un lugar accesible para revisarla y que hace poco denunciamos a la misma empresa por un basural en el Canal Costa y nada ha pasado. Valga este ejemplo del Estado Salmonero y la ballena para comprender, también, porque no tenemos cordón sanitario en la Región de Aisén.
Peter Hartmann
Socio Honorario y Director Filial Aisén
CODEFF
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