La pandemia de coronavirus ha dejado varados y solitarios los ascensores de Valparaíso. Dejaron de funcionar el 14 de marzo, para evitar el trasiego entre las diferentes zonas de la empinada ciudad chilena, lo que complica el día a día de sus habitantes.
Sin ellos, sin los históricos ascensores, la vida se ha vuelto difícil para los que tienen que ganarse el sustento. Suben y bajan con pesada cargas a cuestas. La necesidad es su combustible, como también lo es de todos los otros porteños obligados a salir a las calles para comprar y vender, pese a que la localidad se ha convertido en el segundo foco de casos activos en el país.
"Lo que estamos tratando de hacer es fundamentalmente evitar trasiegos entre distintas zonas de confinamiento -explica Rodrigo Ruiz, coordinador del confinamiento en Valparaíso-. Un ascensor es bàsicamente hoy día un vehículo que permite a la gente de la parte baja de los cerros, llegar hacia el plano de la ciudad. Y donde se producen las mayores aglomeraciones hoy día de gente, que son como se sabe lugares de alto riesgo de contagio, es el plano. "
Pero la realidad económica choca con la realidad sanitaria. La primera víctima de la pandemia ha sido el turismo. Ya no hay extranjeros comiendo en los restaurantes de marisco ni comprando en los comercios, y la población, humilde en su mayoría, tiene que sobrevivir.
"Trabajando en lo mismo pero en otras partes, y mucho menos porque, por ejemplo, si ganaba 100 pesos, ahora gano 10", cuenta Alejandra, una vendedora ambulante.
"Nos complica algo (la parada de los ascensores), pero el tema del turismo es lo que afecta más", añade otro vecino.
Una historia marcada por incendios y terremotos, pero especialmente dura en el último año
Esta ciudad de geografía accidentada está acostumbrada a los golpes duros. Su historia está marcada por la destrucción provocada por incendios y terremotos devastadores. Sin embargo, el último año ha sido especialmente duro, debido primero al estallido social y ahora a la covid.
Patrimonio Mundial de la Humanidad, el puerto de Valparaíso y sus 300.000 habitantes atraviesan por una zona sombría. Sus ascensores, alma de la ciudad, son el mejor reflejo, nunca habían estado tanto tiempo apagados.
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