Las turberas fijan más carbono que los bosques. En Alemania, casi todas fueron drenadas y ahora emiten gases de efecto invernadero. En todo el mundo se trabaja para compatibilizar su regeneración y el uso agrícola.
Las turberas desecadas son responsables del 7% de las emisiones de efecto invernadero en Alemania. En conjunto ocupan más de 1,5 millones de hectáreas en Alemania. Sin embargo, gran parte de esas turberas han dado paso durante siglos a pastos y tierras de cultivo. Drenadas, pierden su capacidad de almacenar gases de efecto invernadero. Sólo en Alemania, almacenarían tanto carbono como todos los bosques... si permanecieran encharcadas.
Por eso, las científicas Greta Gaudig y Sabine Wichmann, del "Centro de Turberas de Greifswald”, trabajan en una estrategia para rehumedecer las turberas y seguir utilizándolas para la agricultura. Para ello están ensayando el cultivo de musgos de turba y espadañas. Con ellos se puede producir tierra para macetas y materiales de construcción respetuosos con el medio ambiente, que seguirán proporcionando ingresos a los agricultores y, al mismo tiempo, salvarán las turberas.
En Bristol, unos jóvenes empresarios están produciendo un sustituto sostenible del plumón a partir de la totora. Con éxito: como el producto se está vendiendo bien, varios agricultores de Inglaterra están reconvirtiendo sus campos drenados en turberas húmedas para volver a cultivarlas. Por primera vez, han encontrado una forma de proteger las turberas y seguir viviendo de sus tierras.
Comments