Recordando Viena y al compositor austriaco Franz Joseph Haydn, que nació en un día como hoy pero del año 1732
Nacido en el seno de una humilde familia, el pequeño Joseph Haydn recibió sus primeras lecciones de su padre, quien, después de la jornada laboral, cantaba acompañándose al arpa. Dotado de una hermosa voz, en 1738 Haydn fue enviado a Hainburg, y dos años más tarde a Viena, donde ingresó en el coro de la catedral de San Esteban y tuvo oportunidad de perfeccionar sus conocimientos musicales.
Allí permaneció Haydn hasta el cambio de voz, momento en que, tras un breve período como asistente del compositor Nicola Porpora, pasó a servir como maestro de capilla en la residencia del conde Morzin, para quien compuso sus primeras sinfonías y divertimentos.
El año 1761 se produciría un giro decisivo en la carrera del joven músico: fue entonces cuando los príncipes de Esterházy -primero Paul Anton y poco después, a la muerte de éste, su hermano Nikolaus- lo tomaron a su servicio. Haydn tenía a su disposición una de las mejores orquestas de Europa, para la que escribió la mayor parte de sus obras orquestales, operísticas y religiosas.
El fallecimiento en 1790 del príncipe Nikolaus y la decisión de su sucesor, Anton, de disolver la orquesta de la corte motivó que Joseph Haydn, aun sin abandonar su cargo de maestro de capilla, instalara su residencia en Viena. Ese año, y por mediación del empresario Johann Peter Salomon, el músico realizó su primer viaje a Londres, al que siguió en 1794 un segundo. En la capital británica, además de dar a conocer sus doce últimas sinfonías, tuvo ocasión de escuchar los oratorios de Händel, cuya impronta es perceptible en su propia aproximación al género con La Creación y Las estaciones.
Fallecido Paul Anton ese mismo año de 1794, el nuevo príncipe de Esterházy, Nikolaus, lo reclamó de nuevo a su servicio, y para él escribió sus seis últimas misas, entre las cuales destacan las conocidas como Misa Nelson y Misa María Teresa. Los últimos años de su existencia vivió en Viena, entre el reconocimiento y el respeto de todo el mundo musical.
La aportación de Haydn fue trascendental en un momento en que se asistía a la aparición y consolidación de las grandes formas instrumentales. Precisamente gracias a él, dos de esas formas más importantes, la sinfonía y el cuarteto de cuerda, adoptaron el esquema en cuatro movimientos que hasta el siglo XX las ha caracterizado y definido, con uno primero estructurado según una forma sonata basada en la exposición y el desarrollo de dos temas melódicos, al que seguían otro lento en forma de aria, un minueto y un rondó conclusivo.
No es, pues, de extrañar que Haydn haya sido considerado el padre de la sinfonía y del cuarteto de cuerda: aunque ambas formas existían como tales con anterioridad, por ejemplo entre los músicos de la llamada Escuela de Mannheim, fue él quien les dio una coherencia y un sentido que superaban el puro divertimento galante del período anterior. Si trascendental fue su papel en este sentido, no menor fue el que tuvo en el campo de la instrumentación, donde sus numerosos hallazgos contribuyeron decisivamente a ampliar las posibilidades técnicas de la orquesta sinfónica moderna.
Biografías y Vidas
Y ahora, les compartiré algunos antecedentes sobre la estatua dedicada a este compositor que descubrí cuando observé a la iglesia de Mariahilfer.
La estatua de Haydn apareció en 1887 y domina la plaza frente a la hermosa iglesia parroquial de Mariahilfer que data de finales de 1600 (aunque lo que se ve es en gran parte de 1700).
El monumento tiene un diseño más simple que los de Beethoven o Mozart: esencialmente una estatua del gran compositor que mira a la calle con tranquila autoridad, un bolígrafo en una mano y partituras en la otra.
Una iniciativa de patrocinio privado pagó los costos, y el escultor principal fue un hombre llamado Heinrich Natter.
El monumento a Haydn resultó ser el principal legado de Natter en Viena, pero su trabajo fue lo suficientemente impactante como para que finalmente consiguiera que una calle llevara su nombre
Cuentan que alrededor del año 900, el lugar se encontraba en la ruta desde el centro de la ciudad hasta el Palacio de Schönbrunn y el emperador Francisco José aparentemente le dijo a Natter:
Cada vez que voy a Schönbrunn, siempre contemplo el monumento de Haydn con placer.
La presencia de la estatua ciertamente parece haber tenido una poderosa influencia en el área que la rodea.
Los lugareños conocen la iglesia como la "iglesia de Haydn", el cine en inglés cercano es el Haydn Kino, y probablemente puedas adivinar el nombre de un hotel ubicado en el mismo edificio que el cine.
Tal vez influenciado por su homónimo, el cine a menudo muestra transmisiones en vivo de ópera y teatro, en lugar de solo los últimos estrenos de Hollywood.
La ubicación es ahora una de las más concurridas de Viena en una calle comercial bulliciosa y parcialmente peatonal.
Y, si visitas a Haydn en diciembre, es posible que lo encuentres de pie serenamente entre los sonidos y aromas de un mini mercado de adviento, donde los compradores navideños toman una salchicha rápida y una taza de ponche antes de desafiar las tiendas una vez más.
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