En los últimos tres años, el auge de las energías renovables generó un exceso de oferta en el mercado energético. Se puede pensar que los excedentes de energía solar y eólica son buenos. Pero cuando los precios caen al terreno de los negativos, los temores de los inversionistas se disparan. ¿Cómo evitar que la energía renovable sea víctima de su propio éxito? ¿Hay una fórmula mágica para balancear el mercado y generar beneficios tanto para el planeta, como para consumidores, proveedores e inversionistas?
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