La judoka tuvo que soportar insultos muy duros hace cuatro años, en Londres 2012, vertidos en las redes. Hoy lanza este mensaje a aquellos que la vejaron sin piedad.
Hace cuatro años las redes fueron muy crueles. Muchísimo. La judoka brasileña Rafaela Silva (Río de Janeiro, 24 de abril de 1992) caía eliminada en el segundo combate por un golpe que, según ella misma ha denunciado en esto años, era ilegal.
Ahora, cumplido el ciclo olímpico, ha podido cobrarse su venganza. Esta mujer, que contaba con el plus emocional de competir en la ciudad que la vio nacer y en la que sobrevivió en una familia muy humilde en una favela, ha contestado a todos. A los que hicieron que su sueño terminara por una mala aplicación del reglamento y a todos aquellos que la insultaron en las redes.
Como lo leen. Tras caer, en Twitter se le dedicaron palabras tan desagradables como que era una mona a la que había que enjaular. Le dolieron la crítica y los prejuicios de la sociedad y del anonimato tras el que se refugian los 'valientes' que usan las redes sociales con un fin que debería de estar, si no penado, al menos sí prohibido.
En declaraciones a Associated Press, Rafaela ha soltado toda su rabia y ha contestado a aquellos insultos de hace cuatro años, desahogándose y realizando una catarsis muy necesaria. "La mona que debía estar enjaulada es hoy campeona olímpica en su casa", era su frase llena de rabia.
De la favela a la gloria
Silva, encargada de abrir el medallero del país organizador de los Juegos Olímpicos hace un par de días, he revelado que, tras aquellas vejaciones "pensé en dejar el judo, perorecurrí al apoyo psicológico y regresé a los entrenamientos".
Por si tuviera poco, su infancia fue muy complicada. Practicante de esta disciplina de artes marciales desde los cinco años, Silva nació en Ciudad de Dios, la concentración de favelas más extensa de todo el país.
Fue gracias a su entrenador como consiguió ir progresando y compitiendo, tal y como ha declarado en BBC Brasil: "Ganaba todas las competiciones, pero mi familia no tenía dinero para pagarme los pasajespara que yo pudiera ir a competir. Por lo tanto, mi profesor usaba su tarjeta de crédito para que yo pudiera ir".
Y ha concluido que, la lección que quiere que los niños aprendan es la de que, a pesar de venir de abajo, de una familia sin recursos, se puede conquistar el mundo.
Mujer Hoy
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Al proclamarse campeona olímpica en judo femenino en la categoría de menos de 57 kilogramos este lunes y dar el primer oro al país anfitrión, la brasileña Rafaela Silva se puso de rodillas y abrió sus brazos para saludar al público entusiasmado con su victoria.
Silva, de 24 años, derrotó a la actual campeona del mundo, Sumiya Dorjsuren.
La judoca no olvidó sus orígenes. "Nací en una comunidad que no me permitía plantearme muchos objetivos en la vida. Soy de Ciudad de Dios", dijo a la prensa.
"Empecé a practicar judo por diversión y ahora soy campeona mundial y olímpica", destacó.
Emocionada, Silva confesó que había entrenado "al máximo durante todo el ciclo olímpico". "Salía de los entrenamientos llorando porque realmente deseaba esta medalla. Por suerte, trabajé lo suficiente como para conquistarla".
La atleta abrazó a su entrenador y luego se abalanzó al público, que aplaudía y gritaba tras su victoria.
La brasileña ya había ganado el título mundial en 2013, convirtiéndose en la primera de su nacionalidad en hacerlo. Pero llevaba tres años sin grandes triunfos en el plano internacional.
BBC
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