Por qué debemos eliminar la violencia contra la mujer
La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas.
En forma general, la violencia se manifiesta de forma física, sexual y psicológica e incluye:
- violencia por un compañero sentimental (violencia física, maltrato psicológico, violación conyugal, femicidio);
- violencia sexual y acoso (violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético);
- trata de seres humanos (esclavitud, explotación sexual);
- mutilación genital, y
- matrimonio infantil.
Para mayor clarificación, la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”
Los efectos psicológicos adversos de la violencia contra las mujeres y niñas, al igual que las consecuencias negativas para su salud sexual y reproductiva, afectan a las mujeres en toda etapa de sus vidas. Por ejemplo, las desventajas tempranas en materia de educación no solo constituyen el obstáculo principal para alcanzar la escolarización universal y hace cumplir el derecho a la educación de las niñas, luego también le restringe el acceso a la educación superior a la mujer y limita sus oportunidades de empleo.
Aunque todas las mujeres, en todas partes del mundo, pueden sufrir violencia de género, algunas mujeres y niñas son particularmente vulnerables, ejemplo de ellas son las niñas y las mujeres más mayores, las mujeres que se identifican como lesbianas, bisexuales, transgénero o intersex, las migrantes y refugiadas, las de pueblos indígenas o minorías étnicas, o mujeres y niñas que viven con el VIH y discapacidades, y aquellas en crisis humanitarias.
La violencia contra la mujer sigue siendo un obstáculo para alcanzar igualdad, desarrollo, paz, al igual que el respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas. Lo que es más, la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de no dejar que nadie se quede atrás, no podrá cumplirse sin primero poner fin a la violencia contra mujeres y niñas.
Entra en acción: Pinta el mundo de naranja
En 2009 ONU Mujeres lanzó la campaña Di NO. ÚNETE, designando el 25 de cada mes como Día Naranja. Esta iniciativa pretende movilizar a la sociedad civil, activistas , gobiernos y el Sistema de la ONU para que juntos amplíen el impacto de la campaña del Secretario General, ÚNETE para Poner Fin a la violencia contra las Mujeres. Se anima a los participantes a que lleven puesto algo de color naranja para mostrar solidaridad con la campaña, ya que este color simboliza un futuro mejor y un mundo libre de violencia contra mujeres y niñas.
El tema de la campaña 2018 es Pinta el mundo de naranja: #EscúchameTambién y como ediciones anteriores, la fecha marca el lanzamiento de los 16 días de activismo, que concluirán el 10 de diciembre 2018 coincidiendo con la observación del Día de los Derecho Humanos.
Se celebrarán una multitud de eventos alrededor de esta campaña, entre los cuales se teñirán de naranja los edificios y monumentos más emblemáticos alrededor del mundo, para recordar la necesidad de crear un futuro sin violencia de género.
¡Únete a la campaña! Puedes participar en persona o a través de las redes sociales con las etiquetas: #DíaNaranja, #OrangeTheWorld y #EscúchameTambién.
Todavía desconocemos el verdadero alcance de la violencia contra las mujeres, puesto que el miedo a represalias, los efectos de que los demás no les crean y el estigma que soporta la sobreviviente —pero no el agresor— han silenciado las voces de millones de sobrevivientes de la violencia y han desvirtuado la dimensión real del horror continuo que sufren las mujeres.
Recientemente, activistas de base y sobrevivientes, además de movimientos internacionales como el de “#MeToo”, “#TimesUp”, “#BalanceTonPorc”, “#NiUnaMenos”, “HollaBack!” y “#TotalShutdown” han convertido el aislamiento en sororidad mundial. Gracias a esta acción, se exigen responsabilidades a los agresores y se expone la prevalencia de la violencia ejercida en un espectro que incluye desde la alta dirección hasta la planta de producción. Los movimientos mundiales de hoy en día impulsan peticiones colectivas de rendición de cuentas y la adopción de medidas e instan a poner fin a la impunidad para garantizar los derechos humanos de todas las mujeres y las niñas.
El tema del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer de este año es “Pinta el mundo de naranja: #EscúchameTambién”. Este lema tiene como propósito honrar y amplificar todavía más las voces de las personas, ya sea la de una ama de casa en su hogar, la de una alumna que sufre abusos de su profesor, la de una secretaria de oficina, la de una deportista o la de un muchacho que está de pasante en una empresa, uniendo sus experiencias de diferentes lugares y sectores en un movimiento mundial de solidaridad. Es un llamado a escuchar y a creer a las personas sobrevivientes, a poner fin a la cultura del silencio y a que nuestra respuesta tenga como centro de atención las personas sobrevivientes. Se debe dejar de cuestionar la credibilidad de la víctima y en su lugar hay que centrarse en la rendición de cuentas del agresor.
Aquellas personas que han alzado la voz nos han ayudado a entender mejor cómo el acoso sexual ha llegado a normalizarse e incluso a justificarse como parte inevitable de la vida de una mujer. Su generalización, inclusive dentro del sistema de las Naciones Unidas, ha contribuido a que se perciba como un inconveniente menor y cotidiano que se puede pasar por alto o tolerar. Así, únicamente los casos más atroces merecen el esfuerzo de emprender el arduo camino de la denuncia. Se trata de un círculo vicioso que debe terminar.
Por ello, #EscúchameTambién también conlleva un llamado al cumplimiento de la ley. Es absolutamente inaceptable que la gran mayoría de los autores de la violencia contra mujeres y niñas quede impune. Muy pocos casos llegan a denunciarse a la policía; un porcentaje todavía menor se sanciona con penas, de las cuales solamente algunas son de cárcel. Las instituciones policiales y judiciales se deben tomar las denuncias muy seriamente y otorgar prioridad a la seguridad y el bienestar de las sobrevivientes, por ejemplo, mediante la inclusión de más mujeres policía para atender denuncias de violencia presentadas por mujeres.
La legislación debe reconocer que el acoso sexual es una forma de discriminación contra las mujeres y una violación de los derechos humanos, expresando y regenerando el concepto de desigualdad que tiene lugar en muchos ámbitos de la vida, desde las escuelas hasta el lugar de trabajo, desde los espacios públicos hasta el Internet. Si las leyes protegen los lugares de trabajo tanto formales como no formales, las personas trabajadoras más vulnerables como, por ejemplo, aquellas que dependen de las propinas de su clientela para conseguir ingresos dignos, tendrán más oportunidades de señalar el abuso y de ser escuchadas. También quienes ofrecen empleo, en todos los países, pueden influir de manera decisiva haciendo cumplir de manera independiente normas de comportamiento que promuevan la igualdad de género y la tolerancia cero ante cualquier tipo de abuso.
ONU Mujeres lidera los esfuerzos para poner fin a todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas mediante la labor que realiza, desde el Fondo Fiduciario de la ONU para Eliminar la Violencia contra la Mujer que prestó asistencia a más de 6 millones de personas el año pasado, hasta la iniciativa conjunta Spotlight de la UE y las Naciones Unidas dotada de 500 millones de euros, que constituye la inversión individual más importante hasta la fecha para erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo, sin olvidar el trabajo que lleva a cabo la Entidad para garantizar ciudades seguras y espacios públicos seguros. Además, trabajamos en el seno de ONU Mujeres y el sistema de las Naciones Unidas en su conjunto para abordar el acoso sexual y los abusos de poder en nuestros propios lugares de trabajo.
Este año, con su colaboración, nos proponemos respaldar a todas las personas cuyas voces todavía no están siendo escuchadas.
Phumzile Mlambo-Ngcuka
DATOS ALARMANTES
- En todo el mundo, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual, principalmente por parte de un compañero sentimental.
- Solo el 52% de las mujeres casadas o que viven en pareja decide libremente sobre las relaciones sexuales, el uso de anticonceptivos y su salud sexual.
- Casi 750 millones de mujeres y niñas que viven hoy en día se casaron antes de cumplir 18 años, mientras que al menos 200 millones de ellas se han visto sometidas a la mutilación genital femenina.
- A nivel mundial en 2012, en uno de cada dos casos de mujeres asesinadas, el autor era su compañero sentimental o un miembro de su familia. En el caso de los hombres, estas circunstancias únicamente se dieron en uno de cada 20 hombres asesinados.
- El 71% de las víctimas de la trata en todo el mundo son mujeres y niñas, y 3 de cada 4 de ellas son utilizadas para la explotación sexual.
- La violencia contra la mujer es una causa de muerte e incapacidad entre las mujeres en edad reproductiva tan grave como el cáncer y es una causa de mala salud mayor que los accidentes de tránsito y la malaria combinados.
NACIONES UNIDAS
Día Internacional contra la violencia de género
Alemania le declara la guerra a la violencia de género
El maltrato hacia las mujeres sucede en el dormitorio, en la calle y en las fiestas familiares. Allí, donde las mujeres en realidad deberían sentirse seguras, en Alemania corren el peligro de ser víctimas de la violencia. Cada cinco minutos, una mujer se siente amenazada, presionada sicológicamente, golpeada, abusada sexualmente o violada. La tendencia va en aumento. Así lo corroboran las últimas estadísticas de la Oficina Federal de Policía Criminal. Los autores de los delitos son generalmente los hombres del entorno familiar: el esposo, la pareja de entre 30 y 39 años.
Solo la punta del iceberg
El número de víctimas por violencia doméstica aumentó, entre 2013 y 2017, de más de 121.000 a poco menos de 140.000 casos. Lo particularmente impactante es que cada dos o tres días del año pasado, una mujer fue asesinada por su pareja o expareja. "El problema es definitivamente más grave de lo que los números reflejan", subrayó Dominic Schreiner, secretario de prensa de Anillo Blanco, una organización que ayuda a las víctimas. Las mujeres son generalmente más vulnerables a la violencia doméstica que a otros delitos violentos.
Según las autoridades, hay un gran número de casos no denunciados. Muchos ni siquiera salen a la luz. "Solo el 20 por ciento de las víctimas pide ayuda, por lo que se parte de la idea de que hay muchas más afectadas", dijo Schreiner. La Ministra de Justicia y Exministra de Asuntos de la Familia y Mujeres, Katarina Barley, dijo en la televisión pública alemana que esto se debe a que la violencia contra las mujeres sigue siendo un tema muy vergonzoso, porque "a menudo se les dice a las mujeres que ellas mismas son responsables de dichas situaciones".
Una mujer paseando en Dublín ante una obra de arte, que muestra solidaridad hacia las
víctimas de violencia sexual.
Los autores de los delitos, hombres del entorno
Si el delincuente pertenece al entorno más cercano de la víctima, esta es particularmente reticente a contar sus problemas en grupos de ayuda o a las autoridades. "Por eso es tan importante que demos a conocer el tema y digamos que no están solas", explicó Barley.
La ONU comienza la campaña "16 días de activismo contra la violencia de género" el 25 de noviembre, que durará hasta el 10 de diciembre, el Día de los Derechos Humanos. Durante estos dieciséis días, se celebrarán eventos en todo el mundo. Los edificios y lugares de referencia estarán bañados de color naranja, que simboliza el futuro sin violencia. El lema de este año es: "No dejar a nadie atrás". El edificio de Deutsche Welle en Bonn también estará iluminado en naranja.
35 millones de euros contra la violencia
La ministra alemana de Familia presentó en Berlín la "Estadística criminal sobre la violencia de género 2017". Allí anunció que el Gobierno invertirá 35 millones de euros. Además, exigió más centros de asesoramiento, más refugios para mujeres y el endurecimiento de las leyes.
Las víctimas de violencia se pueden dirigir a la asociación Anillo Blanco o llamar al "teléfono de violencia contra las mujeres", en funcionamiento las 24 horas del día y en 17 idiomas. La coordinadora de la ayuda telefónica asegura que "nos llaman mujeres de todas las edades, con y sin trasfondo migratorio".
El año pasado, su organización asesoró a 38.000 personas. Según Söchting, cada vez llaman más mujeres. "El hecho de que se hable más sobre violencia contra las mujeres en la opinión pública ayuda a acabar con el tabú". Campañas, como #MeToo, muestran que la violencia es algo cotidiano. "Creo que es más fácil para las afectadas pedir ayuda”, opina.
¿Es Alemania un país machista?
Otro factor clave son los roles de género que se han transmitido de generación en generación en Alemania. "Este alto nivel de violencia contra las mujeres que vemos aquí es una expresión de la continua desigualdad entre hombres y mujeres", dice Petra Söchting. No ha sido posible que las mujeres tengan los mismos derechos en todos los aspectos de la sociedad.
Dominic Schreiner, de Anillo Blanco, incluso habla de un aspecto social que le "sigue concediendo al hombre una especie de papel soberano en sus cuatro paredes". Esto puede hacer que ejerza su poder a la fuerza. Entonces, ¿es Alemania un país machista? La reveladora evaluación de Schreiner es que "quizás Alemania no es tan moderna en lo que respecta a la comprensión de roles y clichés de roles tradicionales".
DW
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