ADOLFO PÉREZ ESQUIVEL
Argentino (1931)
Premio Nobel de las Paz (1980)
Activista, Arquitecto, Pintor, Escultor, Docente
Argentino (1931)
Premio Nobel de las Paz (1980)
Activista, Arquitecto, Pintor, Escultor, Docente
Foto SERPAJ
"La memoria no es para quedarse en el pasado, sino para iluminar el presente y reconstruir la esperanza"
"La educación es la práctica de la libertad"
El Cristo del poncho junto a los pueblos latinoamericanos
Mural emplazado en la Catedral de Riobamba, Ecuador, el 19 de febrero de 1986.
“Con Proaño compartíamos como hermanos las angustias, esperanzas y la fuerza de la oración y hacía tiempo que le había prometido hacer un mural para la Catedral de Riobamba que representa al Cristo de Poncho, a las comunidades indígenas, profetas y mártires de nuestro tiempo, como Monseñor Romero, el Cardenal Arns, Don Helder Cámara, Pedro Casaldáglia, entre otros y la casa de la Santa Cruz en Riobamba. El Cristo está en la Cruz, pero no está crucificado, es el Cristo de la Esperanza en los pueblos.”
Adolfo Pérez Esquivel
Adolfo Pérez Esquivel
(Buenos Aires, 1931) Artista y pacifista argentino. Se dedicó a la escultura, actividad que complementó con la docencia en la Universidad de La Plata, donde ejerció como profesor de arte. Tras haber recibido un amplio reconocimiento merced a su actividad artística, a partir de 1971, tras una crisis espiritual, se alineó junto con los seguidores de Gandhi y de la no violencia. Fundó en 1973 el periódico Paz y Justicia, que pronto se convirtió en adalid del movimiento pacifista y de defensa de los derechos humanos en el área de influencia latinoamericana. Perseguido por la dictadura argentina, en 1980 se le concedió el Premio Nobel de la Paz. Años después fue designado miembro del comité ejecutivo de la asamblea permanente de las Naciones Unidas sobre derechos humanos.
Licenciado en bellas artes y doctor en arquitectura y urbanismo, fue profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata y profesor titular de escultura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, hasta que la dictadura militar argentina le cesó en 1976, tras casi veinticinco años dedicado a la docencia. Profundamente cristiano y combativo, había abandonado años antes su vocación artística para dedicarse a la causa de la paz en Hispanoamérica, sufriendo persecuciones por sus ideas pacifistas y por trabajar, desde los sesenta, en movimientos cristianos en favor de los pobres.
A partir de 1972 inició su actividad como portavoz latinoamericano de la doctrinas inspiradas en las ideas de Gandhi, Martin Luther King y Hélder Câmara. En 1973 fundó el periódico Paz y Justicia, que pronto se convirtió en el faro del movimiento pacifista y de defensa de los derechos humanos en el área de influencia latinoamericana. En 1974 fue uno de los fundadores del Servicio Paz y Justicia (SERPAJ), organismo de inspiración cristiana del que crearía numerosas sedes por toda Hispanoamérica. Ese mismo año recibió el Premio Memorial de Paz Juan XXIII, otorgado por la Pax Cristi Internacional. En 1975 participó en la creación de la asamblea permanente por los derechos humanos de la ONU.
Durante 1975 y 1976 fue varias veces detenido y expulsado de países iberoamericanos como Ecuador y Brasil mientras viajaba con otros obispos y dirigentes del Movimiento Internacional de la Reconciliación. A partir de 1976 se dedicó a viajar por el mundo y a diseñar programas de ayuda y desarrollo para comunidades indígenas latinoamericanas, movimientos obreros y otros grupos de personas necesitadas.
El 4 de abril de 1977, mientras hacía gestiones para renovar su pasaporte, fue detenido en Buenos Aires y encarcelado sin proceso judicial alguno, pero el gobierno argentino, presionado desde el exterior, tuvo que ponerlo en libertad el 22 de junio de 1978; sin embargo, permaneció bajo libertad vigilada hasta el 18 de septiembre del año siguiente. En octubre de 1980 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz por su actividad a favor de los pobres y de la no violencia, y al poco tiempo fue designado miembro del comité ejecutivo de la asamblea permanente de las Naciones Unidas sobre derechos humanos.
En 1983 permaneció diez días en huelga de hambre para protestar contra la violación de los derechos humanos en Argentina y en diciembre del 88 volvió a protagonizar otra huelga de hambre para manifestarse en contra de la amnistía a los militares argentinos acusados de violar los derechos humanos. De nuevo volvió a utilizar este método de presión, en septiembre de 1990, para reclamar la reapertura del diario La Razón, el más antiguo de Argentina, cerrado dos meses antes.
Como presidente del SERPAJ-Argentina, Adolfo Pérez Esquivel intervino en los procesos políticos de más trascendencia relacionados con la defensa de los derechos humanos. En 1990, cuando el presidente argentino Carlos Menem anunció un decreto de perdón que beneficiaría a los ex comandantes de las dictaduras militares (1976- 1981), Esquivel le dirigió una carta abierta en la que le decía que su decisión de indultar a varios "genocidas" era autoritaria y no compartida por la sociedad. Al año siguiente denunció al gobierno de Menem ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU por interrumpir los procesos judiciales pendientes.
El 17 de junio de 1996 declaró ante el juez de la Audiencia Nacional española, Baltasar Garzón, sobre los 266 españoles desaparecidos en Argentina durante las dictaduras militares, en calidad de luchador por los derechos humanos y también como afectado superviviente, ya que fue torturado y secuestrado en uno de los llamados "vuelos de la muerte" (5 de mayo de 1977), del que consiguió salvarse, en el último momento, por la presión internacional. En 1995 había actuado de mediador entre el gobierno español y la organización terrorista ETA, tras pedírselo en Buenos Aires dos representantes de ETA y ser aceptada la propuesta por el entonces ministro del Interior, Juan Alberto Belloch. En julio de 1997 hizo gestiones de mediación para tratar de impedir que ETA cumpliera su amenaza de asesinar al concejal del PP Miguel Ángel Blanco durante las 48 horas de secuestro que precedieron a su asesinato.
Pérez Esquivel entregó al juez Garzón, en diciembre del 98, un trabajo de investigación sobre "los archivos del terror" del Operativo Cóndor encontrados en Paraguay y que demostraban, según indicó, la implicación de las fuerzas armadas de distintos países en el secuestro, asesinato y desaparición de personas. En cuanto al caso Pinochet, en febrero de 2000 envió una carta al ministro británico del Interior, Jack Straw, en la que le manifestó que si avalaba la impunidad del dictador chileno causaría un grave perjuicio al fortalecimiento de la democracia en Hispanoamérica y a la defensa de los derechos humanos.
Entre sus innumerables trabajos literarios destaca Caminando junto al pueblo(1995), donde cuenta sus experiencias en la lucha por el ideal de la no-violencia en América Latina. Además del SERPAJ, Esquivel está involucrado en el Proyecto Aldea Niños para la Paz, que atiende a numerosos menores en situación de riesgo social. Posee doble nacionalidad argentina y española, ya que es hijo de un español (un pescador de Pontevedra) emigrado a Buenos Aires.
Biografias y Vidas
Para los que no conocen a Adolfo Pérez Esquivel, pueden ingresar a su página web, aquí
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