La Habana, abril 2007.- Numerosos humoristas han ganado el pan con los chistes gráficos u orales en los que las mujeres inventan estratagemas para ocultar la edad.
Y es cierto el descalabro matemático de algunas al contabilizar sus años y meses de nacidas, en especial, en aquellos escalones sociales donde la juventud y la belleza son las cartas de triunfo y en las que, consciente o inconscientemente, concentran la altura de su autoestima en la piel hacia el exterior.
Esos mismos burlones hombres, cuando en la calle un chico le dice: "Abuelo, ¿qué hora es?", sienten cómo se erizan sus pelos visibles e invisibles y, al llegar al hogar, escondidos de las miradas femeninas, frente al espejo se acarician el prominente vientre y cuantifican las arrugas de su rostro y las ya incontables canas de su antes abundante cabellera.
Nosotras también continuamos la cercanía diaria a cualquier superficie que refleja nuestro físico y estamos al tanto de ese tiempo que pasa y que, como dijo el cantautor cubano Pablo Milanés cuando apenas transitaba los 20, "nos vamos poniendo viejos", pero también las mudanzas hormonales nos recuerdan los cambios de almanaques.
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Y es cierto el descalabro matemático de algunas al contabilizar sus años y meses de nacidas, en especial, en aquellos escalones sociales donde la juventud y la belleza son las cartas de triunfo y en las que, consciente o inconscientemente, concentran la altura de su autoestima en la piel hacia el exterior.
Esos mismos burlones hombres, cuando en la calle un chico le dice: "Abuelo, ¿qué hora es?", sienten cómo se erizan sus pelos visibles e invisibles y, al llegar al hogar, escondidos de las miradas femeninas, frente al espejo se acarician el prominente vientre y cuantifican las arrugas de su rostro y las ya incontables canas de su antes abundante cabellera.
Nosotras también continuamos la cercanía diaria a cualquier superficie que refleja nuestro físico y estamos al tanto de ese tiempo que pasa y que, como dijo el cantautor cubano Pablo Milanés cuando apenas transitaba los 20, "nos vamos poniendo viejos", pero también las mudanzas hormonales nos recuerdan los cambios de almanaques.
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