Los viejos, los mayores de 80 años que 'podrían ser nuestros padres o nuestros abuelos y que mañana seremos nosotros', conquistaron al público del documental 'Qu'allons nous faire de nos parents' en el que se aborda de lleno ese 'arriesgado tema tabú'.
'Temía el encefalograma plano' el día del estreno, el martes a las 20.30, a la hora de mayor audiencia, pero la gente 'estaba contenta de ver el filme', dijo a EFE la directora de documentales de Canal Plus, Christine Cauquelin, que encargó el tema dentro de un ciclo sobre las cuestiones sociales a resolver con urgencia en Francia.
Al ser una televisión de abonados y con multidifusión 'la audiencia no cuenta', pero sí la nota de satisfacción, sobre 6, que mide los documentales y ficciones franceses y extranjeros que la cadena produce o coproduce dentro de su línea editorial, explicó.
Contra todo pronóstico, resaltó, 'Que vamos a hacer de nuestros padres' obtuvo 6, la mayor y mejor desde el inicio de la temporada.
Partidaria de llamar 'viejo al viejo' o 'negro al negro', sin escapatorias políticamente correctas, Cauquelin evocó la actual depreciación no sólo del término, sino la etapa entera de la vejez, que 'continua viéndose como un naufragio', lo que no sorprende, pues es la última antes de la muerte, que tampoco se sabe asumir.
La dramática situación actual en Francia de una gran mayoría de ancianos 'es una cuestión de dinero', denunció, hay que inyectarlo en ese sector 'porque la carga que incumbe a las familias es demasiado enorme, humanamente y financieramente'.
Los hijos 'se tienen cada vez mas tarde y todavía no han salido de la adolescencia, cuando ya hay que ocuparse de los padres', lo que va unido a 'la baja del nivel de vida en Francia'.
Faltan residencias y cuidadores bien formados, no sólo técnica sino humanamente, para evitar maltratos incluso los más sutiles, tan frecuentes y traumáticos como revela el documental.
Encontrar una manera para terminar la vida lo mejor posible 'es una prioridad nacional', a la que hay que dar los medios 'para que este sector de la población sea tratado correctamente', manifestó.
Recordó que la población 'gana años' y, en 2050, un cuarto de la población francesa tendrá más de 65 años, 'pero en lugar de alegrarnos, se ve como un drama', cuando, en realidad, 'esa gente son nuestros padres', 'somos nosotros'.
Estos son algunos de los debates de fondo que Christine Cauquelin quiso suscitar con esta obra encargada a la realizadora Laetitia Moreau, consciente de que la vejez 'es una suerte', y 'una etapa normal y necesaria en la vida', no una lacra.
Curiosamente, se ha conseguido prolongar la vida, 'y en lugar de celebrarlo, los viejos son considerados como un peso, porque oficialmente no consumen y cuestan caro', en lugar de ver 'una buena noticia, se ve como una catástrofe nacional', recalcó.
En Africa 'los viejos ganan algo', cuando uno de ellos empieza a perder la cabeza, 'se dice que su espíritu se va hacia el mundo de los ancestros y que ganó un acceso a algo que los otros no tienen, y continua siendo respetado', mientras que aquí se piensa que perdieron facultades y poder de compra.
En el film, explicó, 'quisimos hablar de esa franja de edad a partir de los 80 años que los demógrafos consideran viejos', y de la mayoría de ellos, de los que proceden de esa clase media para quienes no existen muchas soluciones cuando se vuelven dependientes.
No son tan pobres como para entrar en la asistencia pública, pero sus mínimas pensiones no les alcanzan para costearse una residencia digna, ya que las más baratas de esta categoría cuestan 3.000 euros por mes y por persona, añadió.
Vaticinó que todavía no hay un 'lobby de viejos', 'no existen grupos de presión en Francia, pero 'va a llegar, porque la llamada generación 'baby boomer' está envejeciendo y como son los más numerosos 'se van a ocupar de ellos mismos'.
La educación nacional, las prisiones, la justicia ante los menores o la identidad nacional desde el punto de vista de los orígenes, son algunos de los temas abordados ya en este ciclo sobre los asuntos que la sociedad francesa 'debe resolver con la mayor urgencia para poder vivir',
De los 'viejos', el documental recuerda también y ante todo que, a diferencia de ciertas facultades físicas, 'el ser' de una persona no pierde consistencia ni se evapora con los años, del mismo modo que una vela mantiene su llama hasta el final, e incluso antes de desaparecer aumenta vigorosamente durante unos instantes.
Fuente: Terra
'Temía el encefalograma plano' el día del estreno, el martes a las 20.30, a la hora de mayor audiencia, pero la gente 'estaba contenta de ver el filme', dijo a EFE la directora de documentales de Canal Plus, Christine Cauquelin, que encargó el tema dentro de un ciclo sobre las cuestiones sociales a resolver con urgencia en Francia.
Al ser una televisión de abonados y con multidifusión 'la audiencia no cuenta', pero sí la nota de satisfacción, sobre 6, que mide los documentales y ficciones franceses y extranjeros que la cadena produce o coproduce dentro de su línea editorial, explicó.
Contra todo pronóstico, resaltó, 'Que vamos a hacer de nuestros padres' obtuvo 6, la mayor y mejor desde el inicio de la temporada.
Partidaria de llamar 'viejo al viejo' o 'negro al negro', sin escapatorias políticamente correctas, Cauquelin evocó la actual depreciación no sólo del término, sino la etapa entera de la vejez, que 'continua viéndose como un naufragio', lo que no sorprende, pues es la última antes de la muerte, que tampoco se sabe asumir.
La dramática situación actual en Francia de una gran mayoría de ancianos 'es una cuestión de dinero', denunció, hay que inyectarlo en ese sector 'porque la carga que incumbe a las familias es demasiado enorme, humanamente y financieramente'.
Los hijos 'se tienen cada vez mas tarde y todavía no han salido de la adolescencia, cuando ya hay que ocuparse de los padres', lo que va unido a 'la baja del nivel de vida en Francia'.
Faltan residencias y cuidadores bien formados, no sólo técnica sino humanamente, para evitar maltratos incluso los más sutiles, tan frecuentes y traumáticos como revela el documental.
Encontrar una manera para terminar la vida lo mejor posible 'es una prioridad nacional', a la que hay que dar los medios 'para que este sector de la población sea tratado correctamente', manifestó.
Recordó que la población 'gana años' y, en 2050, un cuarto de la población francesa tendrá más de 65 años, 'pero en lugar de alegrarnos, se ve como un drama', cuando, en realidad, 'esa gente son nuestros padres', 'somos nosotros'.
Estos son algunos de los debates de fondo que Christine Cauquelin quiso suscitar con esta obra encargada a la realizadora Laetitia Moreau, consciente de que la vejez 'es una suerte', y 'una etapa normal y necesaria en la vida', no una lacra.
Curiosamente, se ha conseguido prolongar la vida, 'y en lugar de celebrarlo, los viejos son considerados como un peso, porque oficialmente no consumen y cuestan caro', en lugar de ver 'una buena noticia, se ve como una catástrofe nacional', recalcó.
En Africa 'los viejos ganan algo', cuando uno de ellos empieza a perder la cabeza, 'se dice que su espíritu se va hacia el mundo de los ancestros y que ganó un acceso a algo que los otros no tienen, y continua siendo respetado', mientras que aquí se piensa que perdieron facultades y poder de compra.
En el film, explicó, 'quisimos hablar de esa franja de edad a partir de los 80 años que los demógrafos consideran viejos', y de la mayoría de ellos, de los que proceden de esa clase media para quienes no existen muchas soluciones cuando se vuelven dependientes.
No son tan pobres como para entrar en la asistencia pública, pero sus mínimas pensiones no les alcanzan para costearse una residencia digna, ya que las más baratas de esta categoría cuestan 3.000 euros por mes y por persona, añadió.
Vaticinó que todavía no hay un 'lobby de viejos', 'no existen grupos de presión en Francia, pero 'va a llegar, porque la llamada generación 'baby boomer' está envejeciendo y como son los más numerosos 'se van a ocupar de ellos mismos'.
La educación nacional, las prisiones, la justicia ante los menores o la identidad nacional desde el punto de vista de los orígenes, son algunos de los temas abordados ya en este ciclo sobre los asuntos que la sociedad francesa 'debe resolver con la mayor urgencia para poder vivir',
De los 'viejos', el documental recuerda también y ante todo que, a diferencia de ciertas facultades físicas, 'el ser' de una persona no pierde consistencia ni se evapora con los años, del mismo modo que una vela mantiene su llama hasta el final, e incluso antes de desaparecer aumenta vigorosamente durante unos instantes.
Fuente: Terra
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