JOSÉ EDUARDO ARENAS
MADRID. Julieta Serrano forma junto a Héctor Alterio en «Un poco de chocolate» un dúo incombustible ante la vida y el futuro. En la adversidad, sus personajes -dos hermanos de avanzada edad- conservan una actitud positiva. Hablan del final del camino en un entorno con toques mágicos, «en el que ella es el apoyo lúcido que percibe la degradación cerebral del hermano en un etéreo pasaje hacia el final», y lo expresa con la increíble profundidad de sus ojos que lo dicen todo, a veces más de lo que ella quisiera como actriz.
El soporte de Héctor Alterio
Es la opera prima de Aitzol Aramaio detrás de la cámara. Julieta explica que todo lo resumido es labor de Aitzol, «de lo que quiere y sabe sobre mi personaje, que es el soporte de Héctor, con el que trabajé en el año 1991 al formar compañía para interpretar «Largo viaje de un día hacia la noche», de Eugene O´Neill. Él interpretaba a mi marido. Es un actor tan bueno y sensible que, lógicamente, te motiva».
Su declarada timidez nunca ha sido un obstáculo para ella a la hora de adaptarse a un equipo: «El rodaje fue absolutamente maravilloso y plácido, aunque teníamos poco tiempo y se llevaba la producción muy ajustada». Asegura que «se disfruta del trabajo cuando notas que a la gente le gusta lo que está haciendo y se entrega. Parece el tópico de siempre, pero se creó una armonía en un equipo tan integrado que hace años que no había experimentado algo igual».
Su personaje participa en el fluir de la vida, como cuenta la historia y la novela de Unai Elorriaga «Un tranvía en SP», «sin acentuar ningún tipo de drama ni sentimentalismo. Se enfrenta a la vejez y a la muerte como algo natural, porque la vida es así, un camino que nos conduce hacia ahí y tenemos que recibirlo de manera alegre. Ya has hecho un camino que te ha satisfecho en unos momentos y en otros no, evidentemente. En el transcurso del tiempo, él ha perdido a su mujer, yo a mi novio. Hay momentos duros, dramáticos y difíciles, y se refleja la admisión de que la vida también es alegre y que podemos ser, y somos, buenos a pesar de la violencia terrible que hay en el mundo, e igualmente dentro de nosotros, pero podemos rescatar esa parte de armonía y generosidad que apunta la película».
¿Qué destacaría del filme para atraer al espectador? La actriz explica: «Existen la bondad y la generosidad, la aceptación de lo que te sucede sin querer controlar, ni exigir, ni poseer a los demás. Si te abres y das, seguro que recibes sin pedir. La película es una fábula que, al igual que los cuentos, esconde una verdad muy profunda. Se ofrece en una clave aparentemente ligera, porque habla de algo etéreo y sensible». Marcos y Roma (Bárbara Goenaga y Daniel Brühl) son la pareja joven que llega a sus vidas de manera inesperada para compartir sus anhelos, sus tristezas y un montón de preguntas.
ABC, España
MADRID. Julieta Serrano forma junto a Héctor Alterio en «Un poco de chocolate» un dúo incombustible ante la vida y el futuro. En la adversidad, sus personajes -dos hermanos de avanzada edad- conservan una actitud positiva. Hablan del final del camino en un entorno con toques mágicos, «en el que ella es el apoyo lúcido que percibe la degradación cerebral del hermano en un etéreo pasaje hacia el final», y lo expresa con la increíble profundidad de sus ojos que lo dicen todo, a veces más de lo que ella quisiera como actriz.
El soporte de Héctor Alterio
Es la opera prima de Aitzol Aramaio detrás de la cámara. Julieta explica que todo lo resumido es labor de Aitzol, «de lo que quiere y sabe sobre mi personaje, que es el soporte de Héctor, con el que trabajé en el año 1991 al formar compañía para interpretar «Largo viaje de un día hacia la noche», de Eugene O´Neill. Él interpretaba a mi marido. Es un actor tan bueno y sensible que, lógicamente, te motiva».
Su declarada timidez nunca ha sido un obstáculo para ella a la hora de adaptarse a un equipo: «El rodaje fue absolutamente maravilloso y plácido, aunque teníamos poco tiempo y se llevaba la producción muy ajustada». Asegura que «se disfruta del trabajo cuando notas que a la gente le gusta lo que está haciendo y se entrega. Parece el tópico de siempre, pero se creó una armonía en un equipo tan integrado que hace años que no había experimentado algo igual».
Su personaje participa en el fluir de la vida, como cuenta la historia y la novela de Unai Elorriaga «Un tranvía en SP», «sin acentuar ningún tipo de drama ni sentimentalismo. Se enfrenta a la vejez y a la muerte como algo natural, porque la vida es así, un camino que nos conduce hacia ahí y tenemos que recibirlo de manera alegre. Ya has hecho un camino que te ha satisfecho en unos momentos y en otros no, evidentemente. En el transcurso del tiempo, él ha perdido a su mujer, yo a mi novio. Hay momentos duros, dramáticos y difíciles, y se refleja la admisión de que la vida también es alegre y que podemos ser, y somos, buenos a pesar de la violencia terrible que hay en el mundo, e igualmente dentro de nosotros, pero podemos rescatar esa parte de armonía y generosidad que apunta la película».
¿Qué destacaría del filme para atraer al espectador? La actriz explica: «Existen la bondad y la generosidad, la aceptación de lo que te sucede sin querer controlar, ni exigir, ni poseer a los demás. Si te abres y das, seguro que recibes sin pedir. La película es una fábula que, al igual que los cuentos, esconde una verdad muy profunda. Se ofrece en una clave aparentemente ligera, porque habla de algo etéreo y sensible». Marcos y Roma (Bárbara Goenaga y Daniel Brühl) son la pareja joven que llega a sus vidas de manera inesperada para compartir sus anhelos, sus tristezas y un montón de preguntas.
ABC, España
Comments
Vído entrevista a Daniel Bruhl en La 2 Noticias
Saludos,
Mara Torres Página no oficial (Labana blog)