La mujer perfecta
Nasrudín conversaba con un amigo:
-Entonces, ¿nunca pensaste en casarte?
-Sí pensé -respondió Nasrudín-. En mi juventud resolví buscar a la mujer perfecta. Crucé el desierto, llegué a Damasco y conocí a una mujer muy espiritual y linda; pero ella no sabía nada de las cosas de este mundo.
Continúe viajando y fui a Isfahan; allí encontré a una mujer que conocía el reino de la materia y del espíritu, pero no era bonita. Entonces, resolví ir hasta El Cairo donde cené en la casa de una moza bonita, religiosa y conocedora de la realidad material.
-¿Y por qué no te casaste con ella?
-¡Ah compañero mío! Lamentablemente ella también quería un hombre perfecto.
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