Ya se han cumplido 9 años del ataque terrorista que sufrió París el viernes 13 de noviembre de 2015 y que, al igual que muchas personas, fuimos impactados por la noticia.
Estos atentados, llevados a cabo por atacantes suicidas islamistas, incluyeron explosiones suicidas cerca del estadio de Francia (donde se desarrollaba un partido de fútbol entre Francia y Alemania), tiroteos contra terrazas de 5 bares y restaurantes, como una sala de conciertos (Bataclan) donde, además de los tiroteos, se tomaron rehenes. Al final hubo 130 muertos y 415 heridos, siendo este acontecimiento como la peor masacre ocurrida en territorio francés después de la Segunda Guerra Mundial.
Pero este no era el primer ataque terrorista de ese año. Hay que recordar que el 7 de enero la revista satírica Charlie Hebdo sufrió un atentado donde fallecieron 12 personas y quedaron 11 heridas. Los asaltantes pertenecían a Al Qaeda y la noticia también tuvo un impacto mundial.
Volviendo a la tragedia del 13 de noviembre, nuestro segundo acercamiento fue la impactante serie documental que en el año 2018 presentó Netflix y que nosotros vimos en el año 2022. En ella, se narran los eventos ocurridos esa noche. Este documental se centra en los testimonios de las personas que sobrevivieron a esta tragedia, los cuales son muy valiosos tanto por la narración de lo ocurrido como por sus reflexiones en los distintos momentos del ataque y las que siguieron luego de él.
Uno de los testimonios que más nos impactó fue el de Grégory Reibenberg, dueño del restaurant La Belle Equipe, quien perdió a su esposa Djamila en el tiroteo junto a 19 personas más.
Mucho tiempo después nos enteramos de que había escrito un libro “Un gran equipo” y en él relata, entre otras cosas, sobre la muerte de su esposa: “Djamila murió como era, hermosa y con clase. Ni una gota de sangre. Su rostro se veía igual que siempre. Se murió sin sufrir, con dignidad, dijo el nombre de Tess (la hija de ambos), le tomó la mano, la tenía caliente, pero estaba exhausta.
Con su hemorragia interna se fue de a poco, como quien se corta las muñecas. Hizo todo lo posible para no asustarme. Me conocía bien. Le cerré los ojos, le besé la frente. No recuerdo nada más…”
No fue fácil para Gregory salir adelante y reabrir La Belle Equipe, pero salió adelante, al igual que con el cuidado de su hija.
Con todo lo anterior, y sabiendo que, en nuestro viaje de los 50 años de matrimonio, estaríamos en París, nos propusimos ir al Bataclan y tratar de conocer a Gregory.
Recordemos que Bataclán es una legendaria sala de conciertos parisina. En realidad, es más que una sala de conciertos, es un lugar emblemático, cargado de historia y de música. Mítico -fue declarado Monumento Histórico el año 1991- y testigo de la historia del rock en París. Abrió sus puertas en 1865 con el nombre de "Grand Café Chinois - Théâtre Ba-ta-clan", Ba-ta-clan en alusión a una opereta de Offenbach. En sus inicios, era principalmente un café-concierto, que acogía diversos espectáculos y exposiciones de arte. En 1869 pasó a llamarse "Bataclan", nombre que se convertiría en sinónimo de alegre algarabía.
Así que el 30 de agosto, pasado el mediodía, nos encaminamos, primero, al Bataclan que está en el número 50 del Boulevard Voltaire, en el Distrito 11 de París. Llegamos, pero estaba todo cerrado y lo que nos sorprendió es que el restaurant Gran Café Bataclán también lo estaba. Así que estuvimos sacando fotografías del lugar y al final, en el café vimos un aviso que estaban cerrado por vacaciones y que volverían unos días más adelante.
Como ya era hora de almuerzo nos dirigimos, caminando para conocer el barrio, hacia “La Belle Equipe”, situado en la esquina de la rue de Charonne y la rue Faidherbe, en el corazón del distrito 11. Por suerte estaba abierto y Grégory presente (él es propietario de 3 café/restaurant en París).
Nos sentamos en el interior y pudimos observar a los clientes almorzando y a Gregory, conversando con mucha familiaridad con ellos. Nosotros almorzamos una rica comida casera para finalizar con un créme brulée.
Y antes de irnos, pudimos saludar y conversar con Grégory, quien se asombró al saber que veníamos desde Punta Arenas, fue una charla agradable entre su medio español y nuestro medio francés. Nos habló del mural de amapolas (que pueden ver en las fotos) que va acompañado discretamente de los nombres de todos los que perdieron la vida en La Belle Equipe.
En la vereda de al frente del restaurant hay una placa recordatoria de las victimas asesinadas
Dejamos atrás a Grégory y a quienes nos atendieron, recordando y estando de acuerdo en lo que se dijo sobre el restaurant: que se ha convertido en un “símbolo de la Francia multicultural”; Reibenberg es judío, mientras que su esposa era musulmana y esa noche fallecieron amigos suyos, musulmanes franceses con raíces tunecinas, que trabajaban en La Belle Equipe y de parientes cercanos en Senegal que estaban celebrando el cumpleaños número 36 de la gerenta del local. Además, hay que recordar que el restaurant se encuentra en el Distrito 11, conocido por su diversidad religiosa y étnica.
Y, ¿por qué traer este recuerdo? Lo importante es no olvidar lo ocurrido y sirve, además, para tener presente y homenajear a todas las víctimas del terrorismo, como también, por otra parte, destacar la resiliencia de Grégory, su familia y quienes siguen trabajando en La Belle Equipe.
Roberto y Ruth
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