«Una residencia aporta cuidados especializados y continuos», dice el presidente de la Sociedad Murciana de Enfermería Geriátrica
Conoce la vejez porque la mira de frente cada día. Diego Nicolás está al frente de la Sociedad Murciana de Enfermería Geriátrica y Gerontológica y cree que los mayores no deben abandonar sus hogares si las circunstancias lo permiten. Aunque, recuerda, «no siempre lo hacen».
- Para las personas de edad avanzado ¿qué es más aconsejable, su casa o una residencia?
-La experiencia mayoritaria en este aspecto está en los países nórdicos que tienen infraestructuras y ayudas de lo mejor que hay en el mundo. Hay que tener en cuenta dos aspectos: la actividad diaria de una persona y la actividad instrumental diaria de ésta.
- ¿Qué diferencia hay?
-Bueno, la primera es si una persona puede levantarse, ducharse, ir al aseo sola... La segunda son acciones como encender el fuego, abrir la cerradura de su puerta... Esta última determina si la persona tiene autonomía y podría vivir en su casa, tal vez con un sistema de teleasistencia, o no. En los países nórdicos llegaron incluso a no tener centros de acogida, pero luego se dieron cuenta de que eran necesarios, que hacen falta.
- ¿Por qué? ¿Qué aporta una residencia que no pueda el hogar familiar?
-Básicamente cuidados especializados y contínuos. La normativa europea aconseja, incluso, que se formen especialistas -enfermeras, equipos asistencias, auxiliares...- para el cuidado de mayores.
- ¿Y no es posible recibir esos cuidados en el propio domicilio?
-Hay casos en los que la familia puede pagar servicios de teleasistencia. Son pocos, pero hay.
- ¿Cómo decidir, entonces, cuál es la mejor opción?
-Hay que contar con la voluntad de una persona. Son mayores pero tienen derecho a ser escuchados. A veces es el juez el que toma la decisión. Es el caso, por ejemplo, de los síndromes de diógenes, que a menudo precisan intervención judicial. Aún así, como norma general, la gente mayor debe vivir el mayor tiempo posible en su domicilio. Si no puede ser hay que estudiar otras opciones.
- ¿Qué consejo daría a las personas mayores que han decidido seguir viviendo en sus domicilios?
-Bueno, cada vez va a haber más gente mayor y sola. Hoy se vive de otra manera. Ya lo dijo Marañón: «la vejez es adaptación». Hay que adaptarse a la vejez con las circunstancias que eso conlleve. Todo el mundo quiere llegar a viejo pero luego braman por sus circunstancias.
- ¿Y qué me dice de los despistes? ¿Son los mayores más propensos a correr riesgos de ese tipo?
-Sí, esos son precisamente los riesgos. Yo doy docencia y estamos preparando una guía sobre los peligros domésticos. La mayoría de accidentes se producen por los recorridos propios de la casa. El 50% de las caídas en personas mayores se deben a un resbalón. Y a ellos, por su edad, les suponen muchos más problemas.
La Verdad
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