De pronto me doy cuenta de que soy mayor. Yo siempre fui de los más jóvenes, en mi curso, en las reuniones, en el claustro de profesores y en el vecindario. Me siento bastante ágil, con fuerzas. Pero no tantas. Me canso cuesta arriba. Mi actividad erótica ha descendido y no por falta de ganas, sino por ciertas impotencias que espero transitorias..
Ya soy mayor. Eso que antes eran los otros y siempre los mismos. Eso que no entraba en mis cálculos. Y ahora a esperar ¿el qué? ¿A vegetar? ¿A convivir con la depresión? Me resisto. Me digo a mí mismo que empiezo una nueva etapa, aunque sea la última. Que tiene que ser el período más intenso, la culminación de todas las inquietudes que me han espoleado durante tantos años.
A fe que voy a intentarlo. Me dispongo a compartir con muchos de vosotros las inquietudes de la edad y de la época que nos ha tocado vivir: quiero bucear en nuestra problemática y sus posibles soluciones. No renuncio a analizar las relaciones de pareja, la comunicación con los compañeros y, un poco, el difícil trato con los jóvenes.
Espero y quiero enmendar algunos errores nuestros para transmitir a nuestros hijos y nietos un mundo algo mejor, más verde, más limpio y mucho más habitable: sin explotación, sin polución y sin guerras y sin violencia.
Ya no podemos enmendar la páginas escritas de nuestra vida, pero debemos intentar, además de conseguir unos años gratificantes, realizarnos al máximo nivel como personas.
Con todos estos frentes abiertos a la inquietud será difícil el aburrimiento y el tedio. No olvidemos tampoco la bicicleta, el golf y cualquier prudente ejercicio corporal, siempre con prudente intensidad y de modo juicioso.
Fuera penas y mucha alpargata, mucho campo, mucho mar y muchas relaciones de todo tipo: con familiares, con compañeros, con amantes, con profesionales, con vecinos...
Jorge Bisbe Fábregas
diariolatorre.es
Ya soy mayor. Eso que antes eran los otros y siempre los mismos. Eso que no entraba en mis cálculos. Y ahora a esperar ¿el qué? ¿A vegetar? ¿A convivir con la depresión? Me resisto. Me digo a mí mismo que empiezo una nueva etapa, aunque sea la última. Que tiene que ser el período más intenso, la culminación de todas las inquietudes que me han espoleado durante tantos años.
A fe que voy a intentarlo. Me dispongo a compartir con muchos de vosotros las inquietudes de la edad y de la época que nos ha tocado vivir: quiero bucear en nuestra problemática y sus posibles soluciones. No renuncio a analizar las relaciones de pareja, la comunicación con los compañeros y, un poco, el difícil trato con los jóvenes.
Espero y quiero enmendar algunos errores nuestros para transmitir a nuestros hijos y nietos un mundo algo mejor, más verde, más limpio y mucho más habitable: sin explotación, sin polución y sin guerras y sin violencia.
Ya no podemos enmendar la páginas escritas de nuestra vida, pero debemos intentar, además de conseguir unos años gratificantes, realizarnos al máximo nivel como personas.
Con todos estos frentes abiertos a la inquietud será difícil el aburrimiento y el tedio. No olvidemos tampoco la bicicleta, el golf y cualquier prudente ejercicio corporal, siempre con prudente intensidad y de modo juicioso.
Fuera penas y mucha alpargata, mucho campo, mucho mar y muchas relaciones de todo tipo: con familiares, con compañeros, con amantes, con profesionales, con vecinos...
Jorge Bisbe Fábregas
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