Gabriel Lamug-Nañawa, SJ
Desde hace muchos años, durante la Cuaresma, la Prefectura Apostólica de Battambang (Camboya) ha ido incorporando temas medioambientales en las oraciones y prácticas de los creyentes. Este año, ya que la Iglesia nos invita una vez más a preparar nuestros corazones a través de actos de penitencia, oración, y obras de misericordia corporales, quizás sería una buena idea empezar a ser más conscientes de la basura que generamos en nuestras acciones del día a día, y pensar en reducir la cantidad de desperdicios mediante el ayuno de plástico.
Por consiguiente, para los siguientes 40 días de Cuaresma, vamos a intentar abstenernos en la compra o el uso de cosas que vengan envasadas en plástico desechable, y así podremos reducir nuestro impacto nocivo en la creación.
La privación de alimentos y la abstinencia de carne, de cosas que nos gustan, o de nuestros malos hábitos, nos aporta unos beneficios espirituales si ofrecemos estos sacrificios a Dios. Entramos así en nuestra propia experiencia de desierto, acompañados de Jesús.
Si intentamos abstenernos de usar plástico desechable durante la Cuaresma, podremos también alcanzar nuestro propio desierto. Tendremos que pensar en las cosas que compramos y por qué las compramos, para examinar nuestros valores como consumidores, y así poner en claro lo que realmente es importante para nosotros. Normalmente, solemos tirar los plásticos desechables sin conciencia ni pensamiento alguno. Pero en el momento en el que lo perdemos de vista, el plástico no desaparece, sólo se convierte en el problema de otra persona.
De este modo, nuestra abstinencia en el uso de plásticos desechables ayuda a otras personas y al resto de la creación. Al reducir la cantidad de basura que generamos en nuestras casas y comunidades, reducimos los daños en la naturaleza y actuamos solidariamente con la creación.
¿Qué tienen de malo los plásticos desechables?
El problema principal del plástico desechable es que no es biodegradable. Normalmente, los plásticos están fabricados a partir de materiales extraídos del petróleo, el mismo tipo de petróleo que se utiliza para la fabricación de combustibles para coches y motocicletas. El tipo de bolsa plástica más común está fabricado a base de polietileno, una nueva sustancia creada por humanos que los microorganismos no reconocen como comida. Dado que no existe una sola bacteria que pueda desintegrar el plástico, ya no puede biodegradarse como el resto de los materiales orgánicos.
Lo que le pasa a los plásticos es que se fotodegradan. Cuando éstos están expuestos a los rayos ultravioletas del sol durante un tiempo largo, elpolietileno se fragiliza y empieza a quebrarse, rompiéndose en muchas piezas. Se estima que este proceso dura entre 500 y 1000 años, y aún quebrándose el plástico en fragmentos más pequeños, sigue siendo no-biodegradable y tóxico para animales y humanos.
El plástico atasca los canales, y puede causar inundaciones en las ciudades. Finalmente, llega a encontrar su camino hasta el mar. De hecho, el plástico es el material más abundante de la basura del océano. Esto plantea un grave peligro para los pájaros y animales marinos que mueren cada día por engullir o asfixiarse con objetos plásticos.
Entonces, ¿por qué seguimos utilizando bolsas de plástico desechables para cargar nuestras cosas durante escaso minutos, y que luego se convertirán en un problema para criaturas de la Tierra durante cientos de años? No tiene sentido.
¿Qué podemos hacer durante esta Cuaresma?
- Cuando compres productos en la tienda, intenta rechazar la bolsa de plástico que te ofrecen para cargar con lo que has comprado. En su lugar, pon lo que has comprado en tu propia bolsa.
- Abstenerse de comprar y beber agua de botellas de plástico desechables. El reciclado consume energía. Que se puedan reciclar no significa que se vaya realmente a reciclar. Usa tu propia botella de agua reciclable.
- Abstenerse en el uso de pajitas de plástico, de fiambreras de poliestireno, y otro tipo de objetos alimentarios que vienen envueltos en plástico desechable, como los caramelos y chucherías. Estos objetos no se pueden reciclar y son arrojados al suelo o quemados. Y ninguna de las dos son buenas soluciones.
- Si de verdad tienes que comprar plástico, asegúrate de que se puede reciclar, y que dispones de ello de tal forma que es seguro que lo puedes reciclar.
- Por supuesto, se hacen excepciones con los medicamentos y otros elementos importantes que no nos dan otra alternativa.
- Cuida bien de las cosas que ya tienes para que te duren más, y no sean fácilmente destruidas o tiradas.
Gabriel “Gabby” Lamug-Nañawa, SJ está trabajando con el Servicio Jesuita a Refugiado en Camboya, y se pude contactar con él a través de su email gabbyln(at)yahoo.com.
Ecojesuit
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