HBO
Iniciamos la séptima temporada con “Dragonstone”, un episodio que, como indica su título, culmina en ese castillo ancestral de los Targaryen e inicia poco después del final de la sexta temporada, con Cersei en el Trono de Hierro; Arya vengándose de Walder Frey; Sansa y Jon negociando en el Norte; Bran, del otro lado del Muro, y Daenerys encaminada a Westeros.
Acérquense y asómense a las llamas, como Sendor Clegane, pues ya comenzó la séptima y penúltima temporada de Game of Thrones y, no hay duda, el invierno ya llegó.
De hecho, inmediatamente después de los créditos (en los que por primera vez aparece Antigua, sede de la Ciudadela) avistamos a los Caminantes Blancos entre la neblina, dirigiéndose hacia el sur seguidos de los espectros, aquellas criaturas casi zombis que incluyen al menos a tres gigantes. Es el mismo ejército que Clegane avista en la fogata a invitación de Thoros de Myr, el sacerdote rojo que forma parte de la Hermandad sin Estandartes. Por esta escena parece ser que la Hermandad se dirige al Norte para combatir a los Caminantes Blancos.
La lista de venganza de Arya tiene cada vez menos nombres y el siguiente parece ser Cersei, basándonos en su conversación con los soldados Lannister a quienes se topa en el camino (que incluyen en sus filas al cantante Ed Sheeran en una aparición breve y nos dan un vistazo de cómo se vive la guerra si eres una persona común, como el padre y la hija enterrados —y previamente despojados— por Clegane).Pero, primero, Arya Stark nos demuestra sus capacidades como sin rostro al envenenar a todos —pero no a todas— los Frey en venganza por la Boda Roja. “Dejen vivo a un lobo y el rebaño de ovejas nunca está protegido”, les dice antes de matarlos. “Diles que el Norte recuerda”, les instruye a las sobrevivientes.
Dado que es el primer capítulo de la temporada, este episodio tiene que cumplir la función de ubicarnos respecto a los personajes y dónde y cómo se encuentra cada uno. Lo hace bastante bien, con ayuda de dos mapas literales de Westeros, el que Cersei ordena pintar en la Fortaleza Roja —donde su conversación con Jaime Lannister nos deja claro cómo se han reconfigurado las alianzas— y el del cuarto de guerra de Rocadragón.
Algo que se me hizo muy inteligente en este episodio fueron las transiciones. Cersei y Jaime discuten posibles alianzas, y la siguiente toma es de la Flota de Hierro a su llegada a Desembarco del Rey, o los cortes de edición de la monotonía que vive Samwell Tarly en la Ciudadela, donde está aprendiendo a ser maestre y quiere descubrir los secretos para derrotar a los Caminantes Blancos. Vaciar las letrinas de los enfermos (uno de los cuales después resulta ser Jorah Mormont, admirador de Dany y quien padece psoriagris), guardar libros en estantes y comer. Y de nuevo, con la sección restringida de la biblioteca fuera de alcance (hasta que roba la llave). Gran dirección de Jeremy Podeswa.
Ahora hablemos de los presagios. Bran Stark por fin regresa al otro lado del Muro, con la alerta de que se acerca el ejército de los muertos y una larga noche, mientras que Jon Snow advierte que todo el Norte —hombres, mujeres y niños (y la pequeña grande Lady Mormont)— tiene que estar armado y preparado para recopilar todo el vidriagón que se pueda. El vidriagón es, como nos lo recuerdan tanto Jon como Samwell, una de las maneras más efectivas para matar Caminantes Blancos.
Y, como descubre Sam en sus libros, en Rocadragón hay toda una montaña del material, lo que presagia el próximo encuentro de Jon con Dany. Y, claro, lo que Clegane ve en las llamas: un hoyo en el Muro cerca de Guardianoche del Mar, por el que lograría cruzar el ejército de los muertos.
Así que nos vemos la próxima semana, cuando posiblemente se encuentren, por primera vez, Jon y Dany, los familiares que no saben que lo son. Así que, como las últimas palabras que pronuncia Dany en el episodio: ¿Comenzamos?
¿Qué te pareció el primer episodio?
New York Times
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