En el sentido de las manecillas del reloj, desde la esquina superior izquierda: Stephen Crowley/The New York Times; imagen de archivo de Matthias Schrader; Doug Mills/The New York Times; Stephen Crowley/The New York Times
WASHINGTON — Entre los espectadores a través de las redes sociales, anticipar qué tipo de apretón de manos empleará el presidente Donald Trump en sus interacciones públicas se ha convertido casi en un espectáculo.
¿Acaso Trump se aferrará a un apretón amistoso con otro líder del mundo, como lo hizo con Emmanuel Macron, el presidente de Francia?
¿Utilizará la vieja maniobra del jalón y la palmada para desequilibrar a la víctima de su saludo, como lo hizo con Neil M. Gorsuch, quien entonces era un nominado a la Corte Suprema de Estados Unidos?
¿No captará (o ignorará) la señal para dar la mano, como lo hizo con la canciller alemana Angela Merkel?
La mayoría de los observadores están listos para proyectar sus propias emociones acerca de la presidencia de Trump en cada episodio de protocolo social fallido, pero Jacqueline Whitmore, autora e instructora de etiqueta, y Chris Ulrich, quien enseña lenguaje corporal y habilidades de presentación en el Body Language Institute, analizan estas interacciones de manera profesional.
“La conclusión”, dijo Ulrich, “es que, en cada ocasión, Trump logró permanecer en la mente de los líderes del mundo”. Les pedimos a estos expertos que examinaran
algunas de las interacciones más memorables de Trump.
14 de julio: tres son multitud en París
Whitmore: “El presidente Macron está demostrando su dominio al poner una mano encima de la de Trump mientras le coloca la otra mano sobre la espalda. Pero el presidente Trump de inmediato contrarresta ese apretón de manos dando palmadas (un gesto muy condescendiente) a la mano de Macron y jalándolo hacia él. Por último, Trump pone una mano sobre el hombro de la esposa de Macron. Ese gesto se considera una invasión de la intimidad, sobre todo tan cerca del rostro, cuando lo hace gente que se acaba de conocer. Parece que ambos hombres luchan por establecer su control y dominio”.
Ulrich: “Macron no lo suelta e incluso le da palmadas a Trump —tocar al otro es un juego de poder— y Trump le regresa el gesto. Debido al acercamiento de Trump, que es dominante, los demás se preparan para no ser sometidos. Mientras caminaba y le apretaba la mano a Macron, Trump literalmente lo desequilibra. Cuando el estadounidense da la mano, abre la palma, un gesto llamado pose del mendigo. Después, jala a la persona —en este caso, Macron— hacia su espacio, y lo saca de balance. A continuación, Trump también incluye a Brigitte Macron en el apretón de manos, pero excluye a Melania, lo cual crea un momento incómodo. Termina luciendo como una intrusa”.
7 de julio: el esperado encuentro en la cumbre del G20
Whitmore: “El apretón de manos del presidente Trump es sólido y genuino pero añade un ‘gesto’ extra al darle palmadas por debajo al brazo derecho al presidente Putin. Cuanto más arriba se toca el brazo de otra persona con la mano izquierda, más cercano es el vínculo compartido entre ambos. El vínculo no se ha establecido, así que Trump la pone debajo del brazo de Putin.
Ulrich: “Parece que Trump se acerca para saludar a Putin, así que cede su poder en ese momento. Luego restablece el equilibrio al tomar el codo de Putin: esto es apoyo y también es un movimiento de poder. Pensemos en las entrevistas de trabajo donde el empleado camina hacia el jefe y aprieta su mano. Vimos cómo Hillary Clinton hizo esto en el primer debate con Trump: fue un gran momento para él, pues lució presidencial. Momentos más tarde, Trump restablece el poder con Putin al tocarlo y darle palmadas en la espalda de forma alentadora, como diciendo ‘buen trabajo’, como si Trump estuviera a cargo”.
17 de marzo: un comienzo fallido con Merkel
Ulrich: “Merkel encara a Trump y está lista para darle la mano y mostrar colaboración. Trump se muestra aislado en su postura. Parece, según lo que se percibe, que no está al tanto de lo que ocurre; no se ve interesado. Por lo tanto, no se da cuenta de la señal del apretón de manos. No podemos saber con certeza si la está ignorando o si lo hace a propósito. No está concentrado en lo que sucede en ese momento. Vimos esta postura en enero durante su primera reunión con el presidente Obama, lo cual sugiere incomodidad”.
Un segundo intento en la cumbre del G20 en julio
Whitmore: “La canciller Merkel extiende la mano primero y después, Trump se la estrecha. Esto claramente es un gesto de buena voluntad de parte de la alemana. Parece que lo intenta dos veces, sin entusiasmo, antes de extender la mano por completo una tercera ocasión. Deja que el encuentro sea breve y le hace saber a la prensa que ya acabaron con las fotos cuando dice en voz alta: “OK”. Cuando se van, Trump tiene cuidado de no tocarla a la hora de salir, lo que también es una señal de respeto. Es evidente que la canciller se centra en su papel diplomático y no juega a las relaciones públicas en situaciones como esta”.
13 de febrero: Todos estamos de acuerdo en que el encuentro con Trudeau salió bien
Whitmore: “El primer ministro de Canadá y el presidente Trump claramente se agradan y tienen una relación de negocios sólida. Esto se nota en su expresivo apretón de manos. Ambos utilizan el brazo izquierdo para cubrir al otro”.
Ulrich: “Este es un gran momento para el primer ministro. Se reúne con Trump encarándolo directamente. Dirige el torso hacia el presidente. En el Body Language Institute, a esto le llamamos la regla del ombligo. Se hace cuando te encuentras con personas que te agradan, a las que admiras o en las que confías. Esta es una gran manera de crear respeto rápidamente. Da la impresión de que está listo y está al nivel de Trump. Es un buen momento para ambos líderes, porque destaca la reunión y no el apretón de manos”.
10 de febrero: Una foto incómoda con Shinzo Abe, primer ministro de Japón
Ulrich: “Con Abe ocurrió lo contrario. Un apretón de manos extendido se convierte en el tema de conversación en lugar de la reunión. Se interpone en la demostración de colaboración de los líderes y se convierte en una reunión que gira en torno al incómodo y largo apretón de manos. Abe lanza una mirada de alivio cuando termina. Parece que lo hace como un juicio respecto a Trump, pero podría ser por el apretón de manos o por los reporteros; no lo sabemos. Ese es el problema cuando un apretón de manos sale mal. Trump también establece su dominio al darle palmadas a Abe en la mano. El aparente problema de comunicación con los reporteros provoca más confusión, lo cual crea un momento incómodo para ambos”.
Whitmore: “Este apretón de manos claramente fue demasiado largo e incómodo para el primer ministro. Los japoneses no se sienten cómodos con los gestos adicionales de afecto, como las palmadas en la mano. Trump lo hace dos veces, lo cual hace que el primer ministro se sienta aún más incómodo”.
31 de enero: El saludo del ‘jalón y la palmada’ en acción
Whitmore: “El presidente Trump le está dando a Neil Gorsuch un apretón de manos estilo ‘jalón y palmada’. Darle palmadas a alguien en la mano de esta manera tiene como objetivo ser un gesto afectuoso de aprobación, pero su verdadero propósito es recordarle a la otra persona quién está a cargo. Los psicólogos lo llaman ‘recordatorio de estatus’”.
Ulrich: “De nuevo, vemos que el presidente, literalmente, arrastra al nominado a la Corte Suprema. Abre la palma de la mano con la pose del mendigo, dirigiéndose hacia el candidato, y después lo jala. En verdad le toma un momento a Gorsuch recuperarse. Gorsuch no estaba listo para el apretón.
27 de enero: Un incómodo paseo para Theresa May, primera ministra del Reino Unido, en la Casa Blanca
Trump y Theresa May, primera ministra del Reino Unido, en la Casa Blanca en enero
Credit Stephen Crowley/The New York Times
Whitmore: “Si la primera ministra estuviera bajando las escaleras y el presidente estirara la mano para sostenerla y ayudarla, se trataría de un gesto caballeroso y bastante aceptable. Parecen estar bajando por una pendiente no muy inclinada y el hecho de que él sostenga la mano de ella al descender es algo que se haría con una persona mayor. Evidentemente, no es una mujer mayor y es capaz de caminar sin ayuda”.
Ulrich: “De nuevo, este es un momento incómodo. La palmada en la mano es su manera de establecer apoyo y dominio. Puede percibirse como un ofrecimiento de apoyo y, al mismo tiempo, una percepción de dominio. Cuando los apretones de mano incómodos ocurren con Abe, May y Macron, el gesto se interpone en el mensaje principal, y ahí reside el peligro. En vez de enfocarse en el mensaje, la percepción de un apretón de manos fallido les provoca problemas innecesarios a ambos líderes”.
New York Times
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