Mercedes Sosa-Alfonsina y el mar
Alfonsina Storni con Gabriela Mistral, una larga amistad unirá a ambas poetas
(imagen de Caras y Caretas, 1925)
Biblioteca virtual Miguel de Cervantes
Biografías - Alfonsina Storni - La poeta y el mar - Canal a
Alfonsina Storni
(Capriasca, Suiza, 1892 - Mar del Plata, Argentina, 1938) Poetisa argentina de origen suizo. Alfonsina Storni pasó a ocupar un lugar destacado en el panorama literario hispanoamericano por la fuerza con que aparece en sus versos la afirmación de una mirada femenina sobre el mundo. Junto a la chilena Gabriela Mistral y la uruguaya Juana de Ibarbourou, contemporáneas suyas, conformó la primera avanzadilla en la lucha de las mujeres por ocupar lugares de reconocimiento en los espacios de la literatura de América.
A los cuatro años se trasladó con sus padres a Argentina, y residió en Santa Fe, Rosario y Buenos Aires. Se graduó como maestra, ejerció en la ciudad de Rosario y allí publicó poemas en las revistas Mundo Rosarino y Monos y Monadas. Se trasladó luego a Buenos Aires y fue docente en el Teatro Infantil Lavardén y en la Escuela Normal de Lenguas Vivas.
En 1917 fue nombrada maestra directora del internado de Marcos Paz. Por esa época comenzó Alfonsina Storni a frecuentar los círculos literarios y dictó conferencias en Buenos Aires y Montevideo; colaboró en las publicaciones Caras y Caretas, Nosotros, Atlántida, La Nota y en el periódico La Nación. Compartió además la vida artística y cultural del grupo Anaconda con Horacio Quiroga y Enrique Amorín y obtuvo varios premios literarios.
En la década de 1930 viajó a Europa y participó de las reuniones del grupo Signos, donde asistían figuras importantes de las letras como Federico García Lorca y Ramón Gómez de la Serna. En 1938 participó en el homenaje que la Universidad de Montevideo brindó a las tres grandes poetisas de América: Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou y ella misma. Víctima de una enfermedad terminal, el 25 de octubre de ese mismo año decidió suicidarse en Mar del Plata.
Madre soltera, hecho que no era aceptable en su época, Alfonsina Storni fue sin embargo la primera mujer reconocida entre los mayores escritores de aquel tiempo. Su trayectoria literaria evolucionó desde el romanticismo hacia el intimismo sintomático del modernismo crepuscular para desembocar en la vanguardia. El rasgo más característico de su producción fue un feminismo combativo en la línea que se observa en el poema Tú me quieres blanca, el cual se halla motivado por las relaciones problemáticas con el hombre, decisivas en la vida de la poetisa.
La obra poética de Alfonsina Storni se divide en dos etapas: a la primera, caracterizada por la influencia de los románticos y modernistas, corresponden La inquietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Irremediablemente (1919), Languidez (1920) y Ocre (1920). La segunda etapa, caracterizada por una visión oscura, irónica y angustiosa, se manifiesta en Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938).
Storni hizo también incursiones en la dramaturgia: en 1927 estrenó en el Teatro Cervantes El amo del mundo, y en 1931 aparecieron Dos farsas pirotécnicas, que incluían Cimbellina en 1900 y pico y Polixena y la cocinerita. En 1950 se editó Teatro infantil, pero varias de sus obras para niños permanecen inéditas. En 1936 colaboró en el IV Centenario de la fundación de Buenos Aires con el ensayo Desovillando la raíz porteña.
Biografias y Vidas
Alfonsina Storni (1892-1938) - Canal Encuentro
Claves de lectura: Storni, poeta - Canal Encuentro
Alfonsina Storni, la relevancia artística de una mujer que renegó de serlo
Alfonsina Storni tuvo una vida tan dura como apasionante. Vivió marcada por las estrecheces económicas, condicionada en la infancia por el alcoholismo de su padre y obligada a sobrevivir por sí misma desde pequeña. Era una niña tan distinta que su madre vio en ella cualidades diferentes de las de sus hermanos y fue a la única a la que escolarizó.
Storni, también conocida por los seudónimos Tao-Lao y Alfonsina, siempre reconoció ser una mente varonil encerrada en un cuerpo de mujer a la que le dolió haber nacido mujer. A pesar de los desengaños amorosos que sufrió, de considerar el sexo un estigma, de su nerviosismo hasta la paranoia y de las depresiones que padeció, dedicó su existencia a luchar contra las desventajas y discriminaciones de las mujeres con una prolífica obra como escritora y también como periodista.
Alfonsina Storni Martignoni nació en Capriasca, Suiza, el 29 de mayo de 1892, si bien no son pocos los que sitúan la fecha de su nacimiento el 22 de mayo. Hja de padres italo-suizos, nació allí casi por accidente, ya que la madre de Alfonsina, Paulina, era maestra, y su padre, Alfonso, había comenzado años antes un negocio en el que producía refrescos, hielo y cerveza en San Juan, Argentina, que les permitió ocupar un lugar de prestigio en la sociedad argentina en los primeros años de casados. Sin embargo, empezaron las estrecheces económicas y el padre empezó a beber y a desatender el negocio, por lo que el médico de la familia sugirió unas vacaciones, así que el matrimonio, ya con dos hijos, se fue a Suiza.
Cuando Alfonsina tenía cuatro años, la familia regresó a Argentina, primero a San Juan y luego, en 1901, a Rosario. Siete años después tuvieron su cuarto hijo, Hildo, con quien Alfonsina desarrolló un afecto materno. Pero a pesar de tanto cambio de residencia, la familia sobrevivió siempre con grandes dificultades económicas.
Con 12 años Alfonsina escribió su primer poema, marcado por la tristeza de la vida que ve alrededor y centrado en la muerte. Lo dejó debajo de la almohada de su madre para que lo leyera, y a la mañana siguiente, su madre, enfadada, le riñe explicándole que la vida es dulce.
En esos años la madre de Alfonsina intentó dirigir una escuela privada con 50 niños, pero el padre decidió que era mejor dirigir un café pequeño en el que la pequeña Storni servía y fregaba. Todo falló y las condiciones empeoraron cuando murió el padre en 1906.
Alfonsina Storni decide que tiene que sobrevivir por ella misma y con 14 años se traslada a Coronda para estudiar Magisterio. Trabaja en una empresa de gorras, en otra de aceites y también como celadora en una escuela, pero el dinero que le queda tras pagar la pensión no le da para vivir y hace escapadas a Rosario para cantar en un teatrillo como corista. Cuando descubren su trabajo como cantante Alfonsina piensa en suicidarse arrojándose al río. Sin embargo, al año siguiente obtiene el título de maestra rural y ejerce ese otoño en una escuela de Rosario, que incluso llega a dirigir, pero sus ataques de nervios la obligan a dejar el trabajo.
Como ya tiene clara su vocación de escritora, publica sus primeros versos en las revistas Mundo rosariano y Monos y monadas, pero a la vez sufre su primer desengaño amoroso con un hombre casado, 24 años mayor que ella, y que además la deja embarazada. Alfonsina, avergonzada, se refugia en Buenos Aires pero decide tener al hijo que lleva dentro y con 20 años da a luz a Alejandro.
El primer libro de Storni se publicó en 1916, cuando era pobre, madre soltera, sin contactos adecuados y considerada poco atractiva según los estándares de la época. Se publicaron quinientas copias por 500 pesos. Sus siguientes obras, El dulce daño (1918), Irremediablemente(1919), y Languidez (1920) expresan sus frustraciones con los estereotipos de las mujeres. Precisamente en este último proclamó en uno de los versos: “Señor, el hijo mío que no me nazca varón”.
En la obra Tú me quieres blanca expresa su descontento con el hombre hispanoamericano que quiere que las mujeres sean puras. O en Hombre pequeñito habla sobre la prisión que la mujer puede sentir por las relaciones con los hombres. Storni habló en nombre de muchas mujeres al sugerir que las relaciones entre hombres y mujeres fueran intelectuales y más equilibradas. Instó al gobierno a otorgar el voto a las mujeres y escribió artículos y ensayos sobre los derechos de las mujeres. El diario La Nación de Buenos Aires publicó varios artículos suyos que escribió con seudónimo y se convirtió en parte de un grupo de escritores, poetas, artistas y músicos de la época que juntos visitaban La Peña, un restaurante donde Alfonsina recitaba su poesía.
En 1920 Alfonsina Storni ganó el Primer Premio Municipal de Poesía y el Segundo Premio Nacional de Literatura por Languidez. En 1921, el Teatro Infantil Municipal Labardén creó un puesto para ella y en 1923 se convirtió en profesora de Lectura y Declamación en la Escuela Normal de Lenguas Vivas. Poco después obtuvo una cátedra en el Nacional de Música y Declamación.
Sin dejar de escribir, sus obras Ocre (1925) y Poemas de amor (1926) expresan el resentimiento femenino hacia el hombre que simplemente busca la comodidad. Comparadas con sus trabajos anteriores, estos son poemas más cínicos e irónicos que expresan su actitud cada vez más mordaz hacia los hombres.
Sus recurrentes viajes a Uruguay la acercaron a colegas como Juana de Ibarbourou y Horacio Quiroga, con quien mantuvo una profunda amistad, y en la década de los años 30 conoció en Europa a otro de sus referentes: Federico García Lorca.
En el verano de 1935 Alfonsina descubrió que tenía cáncer de mama. Bañándose en el mar, una ola fuerte y alta la golpeó en el pecho sintiendo un dolor muy fuerte y perdiendo el conocimiento. Descubrió un bulto en el pecho que hasta el momento no se había notado. Fue operada y, aunque se pensaba que era un tumor benigno, en realidad tenía ramificaciones, por lo que la mastectomía le dejó grandes cicatrices físicas y emocionales.
Si Alfonsina siempre había sufrido de depresión, neurosis, paranoia y ataques de nervios, los síntomas de enfermedad mental se recrudecieron y se recluyó, evitando a sus amistades. Su carácter cambió y ya no visitó más a nadie. No podía admitir sus limitaciones físicas, deseaba vivir pero no aceptaba los tratamientos impuestos por los médicos, no permitía que su hijo la besara y se lavaba las manos con alcohol antes de acercarse a él o de cocinar.
Un año y medio después de que su amiga Quiroga se suicidara en 1937 y atormentada por la soledad, Alfonsina comenzó a llamar al mar en sus poemas y habló sobre el abrazo del mar y la casa de cristal esperándola allí en el fondo. En 1938 le reveló a su hijo que el cáncer había llegado a su garganta y que se negó a someterse nuevamente a una cirugía. El 18 de octubre tomó un tren a Mar del Plata y se quedó en un pequeño hotel. Escribió el poema Me voy a dormir el 20 de octubre y el día 22 lo envió a la redacción de La Nación. Mientras el público leía su poema, ella se suicidó en la playa La Perla en Mar del Plata en la madrugada del 25 de octubre, cuando tenía 46 años.
Hay dos versiones sobre el suicidio de Alfonsina Storni: una de tintes románticos, que dice que se internó lentamente en el mar, y otra, la más apoyada por los investigadores y biógrafos, que afirma que se arrojó a las aguas desde una escollera.
Su suicidio inspiró la canción Alfonsina y el mar, de Ariel Ramírez y Félix Luna, que ha sido interpretada por innumerables músicos de lengua española, destacando la versión de Mercedes Sosa y la de Chabuca Granda. Desde 1996 hasta 2010, la actriz Amelia Bence, que fue alumna de Storni en el Teatro Infantil Labardén, la interpretó en diversos teatros de Hispanoamérica con la obra Alfonsina, el mar y yo, que intercalaba música y poesía.
Varias calles llevan su nombre en localidades de Argentina, por ejemplo en el barrio porteño de Saavedra, en el barrio Paso Piedras de Junín, en Rosario, en Concepción de Uruguay y, por supuesto, en Mar del Plata, donde tiene hasta un monumento en la playa. Sus restos se encuentran enterrados en el cementerio de la Chacarita y su obra poética y teatral es su mejor legado, tanto por su originalidad y relevancia como por su estilo posmodernista que culminó con alguna obra vanguardista.
El País
Alfonsina Storni: su feminismo en cinco poemas
Alfonsina Storni (Suiza, 1892-Mar de Plata, Argentina 1938) es una de las grandes poetas en español y una autora de referencia para el feminismo, tanto por su vida como por su obra. En sus libros abordó de forma directa y subversiva para la época. temas como la sexualidad femenina, los roles de género y la subordinación al hombre.
Storni tuvo una vida llena de obstáculos que superó gracias a su libertad y enorme sensibilidad.
Hija de inmigrantes suizos, a los 11 años abandonó sus estudios para ayudar a su madre como modista. Tras la muerte de su padre, en 1906, se independizó y comenzó a ganarse la vida con trabajos diversos: en una fábrica de gorras, como dependienta o en una compañía de teatro. En 1909 retomó sus estudios y logró el título de maestra rural, oficio que ejerció en Rosario.
En las revistas locales de esta ciudad argentina comenzó a publicar sus poemas pero se quedó embarazada a los 20 años de una relación con un hombre casado y decidió seguir adelante con su embarazo. Para tomar distancia se subió a un tren a Buenos Aires, donde inició una nueva vida con su hijo Alejandro. Ser madre soltera le hizo enfrentarse a una sociedad llena de prejuicios hacia las mujeres, muchos de ellos de las propias mujeres, que rechazaban sus versos por "inmorales". Ella misma lo expresa mejor que nadie en el poema 'La loba', de 'La inquietud del rosal' (1916):
"Yo soy como la loba.
Quebré con el rebaño
y me fuí a la montaña
fatigada del llano
Yo tengo un hijo fruto del amor, de amor sin ley,
que no pude ser como las otras, casta de buey
con yugo al cuello ¡libre se eleve mi cabeza!
yo quiero con mi mani apartar la maelza.
Mirad cómo se ríen y cómo me señalan
Porque lo digo así: (Las ovejitas balanPorque ven que una loba ha entrado en el corralY saben que las lobas vienen del matorral).
(....)". (Lee el poema íntegro)
Incluso con el rechazo de parte del público, Alfonsina Storni fue la primera mujer que entró a formar parte de la comunidad de escritores de Argentina, asistiendo a sus comidas y encuentros como "uno" más. Se convirtió en una poeta de prestigio gracias a la publicación de su segundo poemario 'El dulce daño', de 1918. A él pertenece uno de sus poemas más famosos 'Tú me quieres blanca', en el que afianza su voz de mujer, y que puedes leer íntegro en este enlace:
"Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,Me quieres de nácar.Que sea azucenaSobre todas, casta.De perfume tenue.Corola cerrada".
Su rebeldía contra la opresión de la mujer fue personal y política a través de su literatura y también de su activismo. Participó en la defensa del derecho al voto de la mujer argentina y en campañas a favor de la educación sexual en las escuelas. Ella practicó el amor libre, tanto con hombres como con mujeres, y aunque su poesía, leída en el siglo XXI, cae en algunos tópicos acerca de la debilidad y el amor romántico, muestra a una mujer que toma las riendas de su vida amorosa. Y un ejemplo de ello es 'Hombre pequeñito', poema de 1919 (del libro 'Irremediablemente').
"Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario que quiere volar...Yo soy el canario, hombre pequeñito,Déjame saltar.
Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
Hombre pequeñito que jaula me das.Digo pequeñito porque no me entiendes,Ni me entenderás.
Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
Ábreme la jaula que quiero escapar;Hombre pequeñito, te amé media hora,No me pidas más".
Storni escribió en total 8 libros de poemas, además de obras de teatro y artículos. Junto a los tres poemarios mencionados antes, es autora de 'Languidez' (1920), 'Ocre' (1925), 'Poemas de amor' (1926), 'Mundo de siete pozos' (1934) y 'Mascarilla y trébol: círculos imantados', de 1938, escrito el mismo año en que se suicidó arrojándose al mar en Mar de Plata.
Por entonces su enfermedad, cáncer de mamá, no tenía solución. Ella, al contrario de Alejandra Pizarnik, no retrató ansiosamente la muerte sino que ésta fue una mezcla de desgaste vital, su miedo a la soledad (otro tema universal de su obra) y su decisión de controlar su destino. Se despidió de su hijo y sus lectores con el hermoso poema 'Voy a dormir'. Antes, había plasmado su cansancio en creaciones como 'Van pasando mujeres':
"Cada día que pasa, más dueña de mí misma,
sobre mí misma cierro mi mirada interior;en medio de los seres la soledad me abisma.Ya ni domino esclavos ni tolero señor.
Ahora van pasando mujeres a mi lado
cuyos ojos trascienden la divina ilusión.El fácil paso llevan de un cuerpo aligerado:se ve que poco o nada les pesa el corazón.
(....)Tengo sueño mujeres, tengo un sueño profundo.
Oh, humanos, en puntillas el paso deslizad;mi corazón susurra: me haga silencio el mundo,y mi alma musita fatigada: ¡callad!...".
A través de la poesía y la subjetividad de este género, son muchas las mujeres que han logrado poner voz a la condición femenina. Storni, además de dejar su huella en el Modernismo literario, trazó una historia personal y pública en la que estuvieron presentes de principio a fin la imaginación, el mar, el erotismo y la insumisión femenina. Su poema 'Las grandes mujeres' (de 'Ocre', 1925) apela al heroísmo y forma parte de la antología del mismo nombre:
"En las grandes mujeres reposó el universo.
Las consumió el amor, como el fuego al estaño,a unas; reinas, otras sangraron su rebaño.Beatriz y Lady Macbeth tienen genio diverso.
De algunas, en el mármol, queda el seno perverso.
Brillan las grandes madres de los grandes de antaño.Y es la carne perfecta, dadivosa del daño.Y son las exaltadas que entretejen el verso.
De los libros las tomo como de un escenario
fastuoso -¿Las envidias, corazón mercenario?Son gloriosas y grandes, y eresnada, te arguyo.
-Ay, rastreando en sus alas,
como en selvas las lobas,a mirarlas de cerca me bajé asus alcobasy oí un bostezo enorme que separece al tuyo".
Otros poemas como 'Capricho' o 'Oveja descarriada' contienen versos que coinciden con los problemas universales que estudia el feminismo. Alfonsina Storni detectó muchos de ellos y los diseccionó con preciosismo y honestidad brutal.
(Fuentes: Antología poética 'Las grandes mujeres', con ilustraciones de Antonia Santolaya. Alfonsina Storni. Biografía y bibliografía del Instituto Cervantes)
Montserrat Barba Pan
About Español
Montserrat Barba Pan
About Español
Comments