Este es el mundo que nos dejan los adultos por Greta Thunberg, Adriana Calderón, Farzana Faruk Jhumu y Eric Njuguna
Ilustración por The New York Times; fotografía por Pablo Blazquez Dominguez\Stringer
Greta Thunberg, Adriana Calderón, Farzana Faruk Jhumu y
Los autores son jóvenes activistas climáticos de Suecia, México, Bangladés y Kenia, que trabajan con Fridays For Future, un movimiento internacional dirigido por jóvenes.
Recientemente, algunos de los principales científicos del cambio climático del mundo confirmaron que los seres humanos están provocando cambios irreversibles en nuestro planeta y que las condiciones meteorológicas extremas serán cada vez más graves. El secretario general de las Naciones Unidas dijo que esta noticia es una “señal de alarma para la humanidad”.
Lo es, pero los jóvenes como nosotros llevamos años haciendo sonar esta alarma. Solo que no nos habían escuchado.
El 20 de agosto de 2018, una niña organizó una protesta solitaria frente al Parlamento sueco, en la que esperaba quedarse tres semanas. La semana pasada se cumplieron tres años de la huelga de Greta Thunberg. Incluso antes, jóvenes valientes de todo el mundo alzaron la voz sobre la crisis climática en sus comunidades. Y hoy, millones de niños y jóvenes se han unido en un movimiento con una sola voz para exigir que los responsables de la toma de decisiones hagan el trabajo necesario para salvar a nuestro planeta de las olas de calor sin precedentes, las inundaciones masivas y los vastos incendios forestales que estamos presenciando cada vez más. Nuestra protesta no terminará hasta que la inacción lo haga.
Para los niños y los jóvenes, el cambio climático es la mayor amenaza para nuestro futuro. Nosotros somos los que tendremos que limpiar el desastre ocasionado por los adultos, y somos los que tenemos más probabilidades de sufrir ahora. Los niños son más vulnerables que los adultos a los peligrosos fenómenos meteorológicos, las enfermedades y otros daños ocasionados por el cambio climático, razón por la cual un nuevo análisis que la Unicef dio a conocer este mes es tan importante.
El Índice de Riesgo Climático de la Infancia ofrece el primer panorama exhaustivo sobre dónde y cómo afecta esta crisis a los niños. Clasifica a los países en función de la exposición de los niños a las crisis climáticas y medioambientales, así como de su vulnerabilidad subyacente a esas crisis.
El informe concluye que casi todos los niños del planeta están expuestos al menos a un peligro climático o medioambiental en este momento. La asombrosa cifra de 850 millones, alrededor de una tercera parte de todos los niños en el mundo, están expuestos a cuatro o más peligros climáticos o medioambientales, como olas de calor, ciclones, contaminación del aire, inundaciones o escasez de agua. Mil millones de niños, casi la mitad de los niños del mundo, viven en países de “riesgo extremadamente alto”, informan los investigadores de Unicef.
Este es el mundo que nos han dejado. Pero aún estamos a tiempo de cambiar nuestro futuro climático. En todo el mundo, nuestro movimiento de jóvenes activistas sigue creciendo.
En Bangladés, Tahsin Uddin, de 23 años, fue testigo de los impactos del cambio climático en su poblado y otras áreas costeras, y se sintió motivado a actuar. A Uddin le apasiona la educación climática y creó una red de jóvenes periodistas y educadores para difundir la concientización, mientras también organiza actividades de limpieza de las vías navegables plagadas de contaminación de desperdicios plásticos.
En Zimbabue, a Nkosi Nyathi, de 18 años, le preocupa que se desate una crisis alimentaria si los patrones climáticos continúan. Las olas de calor han hecho que la escuela sea un desafío para él y sus compañeros. Ahora se dirige a los líderes mundiales para exigir la inclusión de los jóvenes en las decisiones que afectan su futuro.
El objetivo fundamental de los adultos de cualquier sociedad es proteger a sus jóvenes y hacer todo lo posible para dejar un mundo mejor del que heredaron. La actual generación de adultos, y las anteriores, están fracasando a escala mundial.
El Índice de Riesgo Climático de la Infancia revela una inquietante desigualdad mundial en lo que respecta a los peores efectos del cambio climático. Treinta y tres países, entre los que se encuentran la República Centroafricana, Chad, Nigeria y Guinea, se consideran de muy alto riesgo para la infancia, pero, en conjunto, esos países solo emiten el nueve por ciento de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. Los diez países con mayores emisiones, entre los que se encuentran China, Estados Unidos, Rusia y Japón, representan en conjunto casi el 70 por ciento de las emisiones mundiales. Y los niños de esos países con mayores emisiones corren menos riesgos: solo uno de estos países, India, está clasificado como de riesgo extremadamente alto en el informe de la Unicef.
Muchos de los países de mayor riesgo son naciones más pobres del sur global, y es allí donde la gente se verá más afectada, a pesar de ser los que menos contribuyen al problema. No permitiremos que los países industrializados eludan su responsabilidad por el sufrimiento de los niños en otras partes del mundo. Los gobiernos, la industria y el resto de la comunidad internacional deben trabajar juntos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, tal como 195 naciones se comprometieron a hacerlo conforme al Acuerdo de París, sobre el cambio climático, en 2015.
Faltan menos de 100 días para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, también conocida como COP26, en Glasgow. Los científicos climáticos del mundo han dejado claro que este es el momento: debemos actuar con urgencia para evitar las peores consecuencias posibles. Los jóvenes del mundo están del lado de los científicos y seguirán haciendo sonar la alarma.
Estamos en una crisis de crisis. Una crisis de contaminación. Una crisis climática. Una crisis de los derechos de los niños. No permitiremos que el mundo ignore la situación.
Los autores son jóvenes activistas climáticos de Suecia, México, Bangladés y Kenia, que trabajan con Fridays For Future, un movimiento internacional dirigido por jóvenes. Escribieron el prólogo del Índice de Riesgo Climático de la Infancia de Unicef.
New York Times
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