Estrasburgo, la capital de la región francesa de Alsacia, es una ciudad con numerosos tesoros arquitectónicos e históricos. Sus típicas casas de entramados de madera son uno de los aspectos más llamativos de la ciudad.
El casco histórico de Estrasburgo se conoce como la “Grande-Ile”, la Gran Isla, porque está rodeada de agua gracias al río Ill y a un afluente del Rin. Pero otros barrios como la “Petite France” son encantadores. La ciudad alberga también numerosas instituciones europeas y su casco histórico fue inscrito en la lista del Patrimonio mundial de la Unesco.
“Christkindelsmärik“, una tradición antigua
La primera referencia escrita sobre un mercado de Navidad en Estrasburgo data de 1570, y se conserva en un documento resguardado en la Biblioteca Humanista de Selestat, no muy lejos de la capital alsaciana. Por esta razón, el de Estrasburgo se considera uno de los mercados navideños más antiguos de Europa y fue durante mucho tiempo el único en Francia.
Desde entonces, la ciudad ha perpetuado la tradición del mercado, que ha ido agrandándose y cambiando de lugar. Los habitantes de la ciudad lo llaman por su nombre en lengua alsaciana, Christkindelsmärik, que significa el Mercado del niño Jesús.
"Originalmente era un mercado muy pequeño ubicado en la Catedral, que ha ido cambiando de lugar y hoy tenemos hasta 14 mercados diferentes en toda la ciudad", cuenta a RFI Iván De La Torre, guía turístico en Estrasburgo.
En 2021, el mercado cuenta con 314 chalets o puestos de venta, por los que se pasean cerca de dos millones de visitantes cada año. Tras el atentado terrorista del 2018 y la crisis ligada a la covid, el desafío para las autoridades locales ha sido tanto sanitario como de seguridad.
El arbolito de Navidad, un emblema y tradición alsaciana
Cada año, se coloca un pino gigante proveniente de los Vosgos en la plaza más grande y céntrica de Estrasburgo, la Plaza Kleber. Con ello la ciudad perpetúa su historia. Hoy se sabe que la tradición del arbolito navideño tiene sus raíces en Alsacia. Los habitantes de la región cortaban un pino y lo decoraban con manzanas, hostias, bredeles (pastelitos de Navidad, en lengua alsaciana) y pan de especias.
Con el correr de los años, las manzanas fueron substituiddas por bolas de colores. Las más conocidas son las que se fabrican en Meisental, al norte de Estrasburgo y están muy presentes en el mercado de Navidad. Con los flujos migratorios, la tradición del arbolito viajó a otras regiones del planeta, por lo que hoy es un símbolo mundial del período navideño y del Adviento para los católicos.
RFI
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