Al decir de Jorge Luis Borges, la vejez puede ser el tiempo de nuestra dicha. Y es posible que así sea para algunas personas, pero generalmente se le teme a la vejez y por algo será. De ahí que Ramón Menéndez Pidal desarrollara la siguiente teoría: "No debemos empezar pronto la senectud, sino al contrario rebelarnos contra ella en todo lo que la rebeldía puede ser sensata, no dejando decaer la actividad vital, no dejando extinguirse el amor a las obras comenzadas en la juventud, dando calor a las ilusiones de razonable esperanza".
Divagamos hoy sobre la vejez porque nos ha llamado la atención la siguiente noticia, aparecida muy destacada en los medios de comunicación: "Viviremos una media de ciento veinte años". Pero no es una afirmación, sino una posibilidad venidera. Resulta que un equipo de investigadores españoles del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas acaba de dar el primer paso para conseguir tamaño objetivo, incluso que estemos saludables a los ciento veinte años. Lo creen posible porque han conseguido crear un laboratorio de ratones que tardan más tiempo que sus congéneres en envejecer, basándose en aumentar los niveles de una enzima llamada telomerasa, que incrementa la capacidad reproductora de las células gracias a su habilidad para alargar los telómeros, los extremos finales de los cromosomas, que son cuarenta en el ratón y cuarenta y seis en el ser humano.
Como el lector puede considerar, no somos especialistas en temas científicos, sino que nos limitamos a transcribir los detalles de la noticia, en la que encontramos una declaración de María Blasco, directora del equipo investigador. Esta: "Se sabía que la telomerasa alargaba la vida de las células en cultivo de laboratorio, pero no se sabía si el proceso funcionaría también en un organismo complejo. Es la primera vez que se demuestra que sí funciona". Y por tales certezas llegan a una firme conclusión: los resultados con los ratones se pueden extrapolar a nosotros los humanos, hasta el punto de alcanzar una edad media de ciento veinte años, retrasando el proceso de envejecimiento.
Ante un aumento tan grande de la vida, cabe preguntarse: ¿Nos cansaríamos de estar vivos y terminaríamos suicidándonos? O quizás, no. Ya aseguraba Azorín, tal vez por experiencia, que el viejo es un enfermo sano. Mientras que Enrique Jardiel Poncela -que ha vuelto a estar de moda con la reposición de sus obras- escribió en sus "Máximas mínimas": "La vejez es un exceso que aumenta por días". Sea como sea, nos gustaría saber a que edad se iniciaría la vejez, si los científicos consiguen que vivamos ciento veinte años. No obstante y pese a todo futurible sobre la extensión de la vida del hombre, lo que es cierto lo podemos hallar en "Vida de Marcos de Obregón", la obra cumbre de Vicente Espinel, donde se lee: "Preguntó el oidor: ¿A dónde vas, mozo? El mozo respondió: A la vejez".
diariodejerez.es
Divagamos hoy sobre la vejez porque nos ha llamado la atención la siguiente noticia, aparecida muy destacada en los medios de comunicación: "Viviremos una media de ciento veinte años". Pero no es una afirmación, sino una posibilidad venidera. Resulta que un equipo de investigadores españoles del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas acaba de dar el primer paso para conseguir tamaño objetivo, incluso que estemos saludables a los ciento veinte años. Lo creen posible porque han conseguido crear un laboratorio de ratones que tardan más tiempo que sus congéneres en envejecer, basándose en aumentar los niveles de una enzima llamada telomerasa, que incrementa la capacidad reproductora de las células gracias a su habilidad para alargar los telómeros, los extremos finales de los cromosomas, que son cuarenta en el ratón y cuarenta y seis en el ser humano.
Como el lector puede considerar, no somos especialistas en temas científicos, sino que nos limitamos a transcribir los detalles de la noticia, en la que encontramos una declaración de María Blasco, directora del equipo investigador. Esta: "Se sabía que la telomerasa alargaba la vida de las células en cultivo de laboratorio, pero no se sabía si el proceso funcionaría también en un organismo complejo. Es la primera vez que se demuestra que sí funciona". Y por tales certezas llegan a una firme conclusión: los resultados con los ratones se pueden extrapolar a nosotros los humanos, hasta el punto de alcanzar una edad media de ciento veinte años, retrasando el proceso de envejecimiento.
Ante un aumento tan grande de la vida, cabe preguntarse: ¿Nos cansaríamos de estar vivos y terminaríamos suicidándonos? O quizás, no. Ya aseguraba Azorín, tal vez por experiencia, que el viejo es un enfermo sano. Mientras que Enrique Jardiel Poncela -que ha vuelto a estar de moda con la reposición de sus obras- escribió en sus "Máximas mínimas": "La vejez es un exceso que aumenta por días". Sea como sea, nos gustaría saber a que edad se iniciaría la vejez, si los científicos consiguen que vivamos ciento veinte años. No obstante y pese a todo futurible sobre la extensión de la vida del hombre, lo que es cierto lo podemos hallar en "Vida de Marcos de Obregón", la obra cumbre de Vicente Espinel, donde se lee: "Preguntó el oidor: ¿A dónde vas, mozo? El mozo respondió: A la vejez".
diariodejerez.es
Comments