"En el nombre del..." producción polaca
"Muchos curas se reconocerán en esta
historia", afirma la directora
El filme de la realizadora polaca Malgoska Szumowska, "En el nombre del...", que cuenta la historia de amor entre un sacerdote, Adán, y un muchacho, proyectado este viernes en el concurso por el Oso de Oro de la Berlinale, fue recibido con nutridos aplausos.
"Soy homosexual, no soy pedófilo", confiesa el padre Adán, interpretado por el varonil actor Andrzej Chyra, en pleno desconcierto cuando descubre y acepta sus tendencias sexuales después de luchar contra ellas.
El padre Adán es joven y su función es ser una suerte de guía espiritual en un hogar rural para jóvenes marginales que intentan escapar al reformatorio. Él comparte la vida de esos muchachos que tienen entre 15 y 25 años. Juega con ellos al fútbol y a veces hasta se bebe unas cervezas.
Una de las penitencias que suele imponer a quienes se confiesan con él es pedirles que corran por los campos.
Por su prestancia y su manera de hablar el padre Adán atrae no sólo a las mujeres sino también a los muchachos.
Un día descubre a dos de sus pupilos haciendo el amor y ahí comienzan sus dudas sobre sus votos de castidad. Su ansiedad le lleva a beberse una botella entera de vodka y yaborracho arranca de la pared el retrato del papa polaco Juan Pablo II.
"En el nombre del..." posee una bella luz, hermosas imágenes. Michal Englart no sólo fue el jefe de fotografía sino que también participó en la escritura del guión.
Malgoska Szumowska muestra en sutiles pinceladas la vida cotidiana de ese sacerdote de pueblo que corre todas las mañanas, oyendo rock, para mantenerse atlético.
La vida en el hogar de los jóvenes es filmada como un documental, todo contado y puesto en escena además de una delicada manera. "El tema es tan controvertido que se necesitaba mucha delicadeza en la narración. Buscamos que las escenas fueran simples, sensuales", dijo la directora.
"La idea de hacer este filme surgió cuando leí una noticia sobre un muchacho que había matado a un sacerdote. En el diario no se explicaban los motivos del crimen. Y yo pensé no en ilustrar esa noticia sino en intentar contar una historia de amor entre un sacerdote y un muchacho", precisó.
"Quería explorar la soledad de esos curas, sus deseos de amar, algo que les está prohibido. Pensé que debía ser un destino terrible, duro. Hablé con varios sacerdotes y me confirmaron eso. Sin embargo yo no quería que fuera un filme fuerte, ideológico, ni de denuncia sobre los abusos de la Iglesia", añadió.
"Quería amar a mi personaje, comprenderlo. No lo quería juzgar. Quería algo más universal en sus alcances. El tema de la sexualidad de los religiosos es de actualidad.Muchos curas han abandonado la Iglesia en Polonia, que es un país muy católico, a causa de esa inmensa frustración que sienten", recalcó.
Según la realizadora si la Iglesia católica no ha tomado aún, en el siglo XXI, la decisión de modernizarse y encarar el problema de la sexualidad frustrada de los sacerdotes "es por algo que tiene que ver con el poder, con las jerarquías. La Iglesia es un medio muy cerrado e intolerante. Y en Polonia esta actitud influye sobre toda la sociedad".
Malgoska Szumowska aclaró no obstante que ella no era "una intelectual politizada" que deseaba participar en debates, sino "únicamente una cineasta que desea transmitir emociones".
"Somos una joven democracia. Los polacos somos especiales. Hay mucho dinamismo. Los problemas se debaten en voz alta, con frescura. Hablamos siempre de nuestra Historia, de lo que nos ha ocurrido. Eso alienta nuestra creatividad: ¿quiénes somos, adónde queremos ir?", dijo, destacando de paso la apertura de espíritu que reina en el Instituto de Cine de Polonia, productor del filme.
"Quizás el ala conservadora de la Iglesia católica polaca va a rechazar o no va a querer ver esta película, pero pienso que muchos curas se reconocerán en esta historia. Y quizás se identificarán con el padre Adán", vaticinó.
(RD/Agencias)
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