No quiero molestar a mi hijo y mis nietos con mi decrepitud, aunque no estaría mal pasar mis últimos años cerca de ellos.
Hice una lista de prioridades para mis ochenta años: salud, recursos económicos, familia, perra, historias. Los dos primeros me permitirían decidir cómo y dónde vivir; tercero y cuarto me acompañarían; y las historias me mantendrían callada y entretenida, sin fregar a nadie. A Willie y a mí nos aterra perder la mente y que Nico o, peor aún, extraños, decidan por nosotros.
Sacado de una noticia aparecido en el Clarín.com
¡Cuántos pensarán igual que ella?
Hice una lista de prioridades para mis ochenta años: salud, recursos económicos, familia, perra, historias. Los dos primeros me permitirían decidir cómo y dónde vivir; tercero y cuarto me acompañarían; y las historias me mantendrían callada y entretenida, sin fregar a nadie. A Willie y a mí nos aterra perder la mente y que Nico o, peor aún, extraños, decidan por nosotros.
Sacado de una noticia aparecido en el Clarín.com
¡Cuántos pensarán igual que ella?
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