(EUROPA PRESS) - Entre el 40 y el 60% de las personas mayores tiene algún problema dermatológico, según diferentes estudios. El doctor Francisco Sanz, médico adjunto del Servicio de Geriatría del Hospital de Cantoblanco y secretario de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG), considera que atribuye a que muchos ancianos no consultan su trastorno al considerarlo normal e inherente al envejecimiento.
En su opinión, muchos descuidan este aspecto por motivos psíquicos, sociales o médicos. Las patologías incapacitantes, la dificultad de algunos mayores para acceder a una bañera o la dependencia de un cuidador son cuestiones determinantes a la hora de seguir unas pautas de higiene y cuidado de la piel diario. Como consecuencia, en los ancianos son frecuentes trastornos como el prurito (picor), las infecciones, los eccemas y las reacciones alérgicas a los medicamentos, además de problemas cosméticos como las arrugas o las manchas, para los que no se va a consulta.
En el verano estos problemas se acrecientan. "La piel del anciano tiene unas características particulares que la hace más vulnerable ante agresiones externas como los rayos solares. Así, en cada década, se pierde entre un 10 y 20% de melanocitos -- explica el doctor Sanz--.
Además, con el tiempo la dermis se va haciendo más delgada y sensible a traumatismos y esto genera una mayor tendencia a que la piel sea seca". Las altas temperaturas, además de provocar lesiones cutáneas, pueden empeorar el prurito, que aparece como un síntoma más de una enfermedad sistémica o simplemente como consecuencia de la sequedad de la piel.
"En todos los casos, una correcta hidratación tanto general como cutánea, contribuye a aliviar mucho esa incómoda sensación", explica el doctor Sanz. Por otro lado, considera fundamental extremar las medidas de protección frente al sol. "No sólo hay que evitar las largas exposiciones sino utilizar cremas protectoras con un filtro solar que no sea menor de 20, adaptado al fototipo de piel del anciano"--, apunta el doctor Sanz.
En su opinión, muchos descuidan este aspecto por motivos psíquicos, sociales o médicos. Las patologías incapacitantes, la dificultad de algunos mayores para acceder a una bañera o la dependencia de un cuidador son cuestiones determinantes a la hora de seguir unas pautas de higiene y cuidado de la piel diario. Como consecuencia, en los ancianos son frecuentes trastornos como el prurito (picor), las infecciones, los eccemas y las reacciones alérgicas a los medicamentos, además de problemas cosméticos como las arrugas o las manchas, para los que no se va a consulta.
En el verano estos problemas se acrecientan. "La piel del anciano tiene unas características particulares que la hace más vulnerable ante agresiones externas como los rayos solares. Así, en cada década, se pierde entre un 10 y 20% de melanocitos -- explica el doctor Sanz--.
Además, con el tiempo la dermis se va haciendo más delgada y sensible a traumatismos y esto genera una mayor tendencia a que la piel sea seca". Las altas temperaturas, además de provocar lesiones cutáneas, pueden empeorar el prurito, que aparece como un síntoma más de una enfermedad sistémica o simplemente como consecuencia de la sequedad de la piel.
"En todos los casos, una correcta hidratación tanto general como cutánea, contribuye a aliviar mucho esa incómoda sensación", explica el doctor Sanz. Por otro lado, considera fundamental extremar las medidas de protección frente al sol. "No sólo hay que evitar las largas exposiciones sino utilizar cremas protectoras con un filtro solar que no sea menor de 20, adaptado al fototipo de piel del anciano"--, apunta el doctor Sanz.
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