La filósofa Amelia Valcárcel destacó ayer las aportaciones de la pensadora francesa a la lucha por la igualdad en la celebración del Día de la Mujer
Una feminista que no se consideraba tal, una filósofa que defendió su dimensión de novelista hasta la tumba (literalmente), una mujer, en definitiva, que abrió el camino a la conquista, aún por alcanzar, de la igualdad de género. Ésta fue la semblanza de Simone de Beauvoir, en el año de su centenario, que en la tarde de ayer realizó la igualmente filósofa y combativa Amelia Valcárcel en el transcurso de la charla celebrada ayer en el palacio de Camposagrado con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Valcárcel, miembro del Consejo de Estado y catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned), recordó su primera aproximación a Beauvoir a través de un artículo del diario ABC. El texto, «muy largo», se titulaba 'Dulce pequeña Cordelia' y planteaba como hipótesis que la hija pequeña del shakesperiano rey Lear no era capaz de expresar su amor a su padre por quererle demasiado.
«Teniendo o no razón en la hipótesis, Beauvoir era capaz de transmitir esa energía sutil que es el pensamiento», afirmó la filósofa.
Esta sería también la característica principal de 'El segundo sexo', obra cumbre del pensamiento de Beauvoir y que fue calificada por Amelia Valcárcel como «una obra maestra» que contribuyó a modificar para siempre el feminismo. «Lo cambió al convertirlo en un esfuerzo reflexivo, no una simple vindicación», explicó.
Amelia Valcárcel explicó los pilares de la reflexión de Beauvoir, basada en una certeza existencialista: la mayor obligación del ser humano, en ausencia de Dios, es dotar sentido a lo que se hace. «Ella lo hizo», destacó la filósofa.
Según esta corriente del pensamiento, para poder dotar de sentido a la existencia, para poder elegir, hay que partir de la idea de libertad. «La libertad no existe en abstracto, sino que existe en situación, y sólo algunas personas excepcionales son capaces de cambiar la situación», apuntó Valcárcel.
En contra de sus colegas existencialistas, incluyendo a su pareja Jean Paul Sartre, Beauvoir consideró a la mujer como una situación, y sobre la investigación de esta idea construyó 'El segundo sexo'.
En su primera parte, 'Los hechos y los mitos', la pensadora francesa recogió los diferentes consensos creados a lo largo de la historia de la Humanidad acerca de la mujer en el campo de las ciencias, la literatura, la historia, etc., creando un discurso homogéneo, simplificador y discriminatorio que marcaría el papel de la mujer en la sociedad.
Por eso, Beauvoir llegó a la célebre conclusión de que «no se nace mujer, una llega a serlo». En este sentido, constató que, a pesar de todas las diferencias, este axioma era una constante en las diferentes culturas. «Hayas nacido donde hayas nacido serás el segundo sexo, y serás definida por lo que el otro sexo haya dicho de ti», resumió Amelia Valcárcel.
En opinión de la catedrática, la gran contribución de Beauvoir fue «transformar el feminismo directamente en filosofía, en una situación que existe y que puede abrirse política y moralmente».
La filósofa destacó la posterior implicación de la autora de 'El segundo sexo' con el movimiento feminista. «Es una persona a la que el movimiento feminista debe mucho, y por tanto la libertad de la Humanidad le debe mucho», concluyó.
Exposición
A continuación, en el propio palacio de Camposagrado tuvo lugar la inauguración de la muestra 'No se nace mujer, una llega a serlo', exposición que refleja a través de diez paneles la vida y obra de Simone de Beauvoir.
Fuente: La Voz de Avilés
Una feminista que no se consideraba tal, una filósofa que defendió su dimensión de novelista hasta la tumba (literalmente), una mujer, en definitiva, que abrió el camino a la conquista, aún por alcanzar, de la igualdad de género. Ésta fue la semblanza de Simone de Beauvoir, en el año de su centenario, que en la tarde de ayer realizó la igualmente filósofa y combativa Amelia Valcárcel en el transcurso de la charla celebrada ayer en el palacio de Camposagrado con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Valcárcel, miembro del Consejo de Estado y catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned), recordó su primera aproximación a Beauvoir a través de un artículo del diario ABC. El texto, «muy largo», se titulaba 'Dulce pequeña Cordelia' y planteaba como hipótesis que la hija pequeña del shakesperiano rey Lear no era capaz de expresar su amor a su padre por quererle demasiado.
«Teniendo o no razón en la hipótesis, Beauvoir era capaz de transmitir esa energía sutil que es el pensamiento», afirmó la filósofa.
Esta sería también la característica principal de 'El segundo sexo', obra cumbre del pensamiento de Beauvoir y que fue calificada por Amelia Valcárcel como «una obra maestra» que contribuyó a modificar para siempre el feminismo. «Lo cambió al convertirlo en un esfuerzo reflexivo, no una simple vindicación», explicó.
Amelia Valcárcel explicó los pilares de la reflexión de Beauvoir, basada en una certeza existencialista: la mayor obligación del ser humano, en ausencia de Dios, es dotar sentido a lo que se hace. «Ella lo hizo», destacó la filósofa.
Según esta corriente del pensamiento, para poder dotar de sentido a la existencia, para poder elegir, hay que partir de la idea de libertad. «La libertad no existe en abstracto, sino que existe en situación, y sólo algunas personas excepcionales son capaces de cambiar la situación», apuntó Valcárcel.
En contra de sus colegas existencialistas, incluyendo a su pareja Jean Paul Sartre, Beauvoir consideró a la mujer como una situación, y sobre la investigación de esta idea construyó 'El segundo sexo'.
En su primera parte, 'Los hechos y los mitos', la pensadora francesa recogió los diferentes consensos creados a lo largo de la historia de la Humanidad acerca de la mujer en el campo de las ciencias, la literatura, la historia, etc., creando un discurso homogéneo, simplificador y discriminatorio que marcaría el papel de la mujer en la sociedad.
Por eso, Beauvoir llegó a la célebre conclusión de que «no se nace mujer, una llega a serlo». En este sentido, constató que, a pesar de todas las diferencias, este axioma era una constante en las diferentes culturas. «Hayas nacido donde hayas nacido serás el segundo sexo, y serás definida por lo que el otro sexo haya dicho de ti», resumió Amelia Valcárcel.
En opinión de la catedrática, la gran contribución de Beauvoir fue «transformar el feminismo directamente en filosofía, en una situación que existe y que puede abrirse política y moralmente».
La filósofa destacó la posterior implicación de la autora de 'El segundo sexo' con el movimiento feminista. «Es una persona a la que el movimiento feminista debe mucho, y por tanto la libertad de la Humanidad le debe mucho», concluyó.
Exposición
A continuación, en el propio palacio de Camposagrado tuvo lugar la inauguración de la muestra 'No se nace mujer, una llega a serlo', exposición que refleja a través de diez paneles la vida y obra de Simone de Beauvoir.
Fuente: La Voz de Avilés
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