Suecia ostenta el honor de tener en uno de sus parques el árbol vivo más antiguo del mundo, que ronda los 10.000 años de edad.
Al menos así lo aseguran dos científicos de la Universidad de Umeå que se toparon con el milenario abeto en la montaña Fulu, en la provincia de Dalarna, mientras realizaban un censo de las especies arbóreas de la región en 2004.
La edad de su material genético fue calculada recientemente a través del método del carbono-14 en un laboratorio de Florida, Miami.
Hasta ahora los especialistas creían que los abuelos de todos los árboles eran los pinos de más de 4.000 años de edad de América del Norte.
Pero el más antiguo de todos ellos queda enano ante el abeto sueco: es un pino erizo (Pinus longaeva), familiarmente llamado Matusalén, que tiene unos 4.800 años de acuerdo al libro Guinness de los Records. Se ubica en las Montañas Blancas de California.
Auto-clon
El flamante portador del récord, el abeto sueco, germinó justo después de la última glaciación.
Fue hallado por un profesor de la Universidad de Umeå, Leif Kullman, y uno de sus alumnos, junto a otra veintena de abetos de más de 8.000 años de edad.
La parte visible de Picea abis de Kullman es relativamente moderna, pero los análisis realizados a las "cuatro generaciones" de restos -piñas y madera- encontrados debajo, demostraron que su sistema de raíces ha estado creciendo desde hace 9.550 años.
Kullman, profesor de geografía física, señaló a BBC Mundo que los tallos o troncos tienen una expectativa de vida de alrededor de 600 años, pero tan pronto como muere uno, un clon emerge del mismo sistema de raíces.
Los clones echan raíz cada invierno, mientras la nieve cubre las ramas más bajas del tronco y las sepulta.
¿Adaptado al calentamiento global?
Según dijo Kullman a BBC Mundo, se trata de un descubrimiento muy importante en varios aspectos desde el punto de vista científico, que cambiará lo que se estudiaba hasta ahora en los libros.
"Durante miles de años estos árboles tuvieron poca estatura, eran muy bajos. Crecían a temperaturas bajas. Pero en los últimos años las temperaturas han subido en la tundra alpina", explicó.
La variación ha sido significativa: hasta 1,4º C en promedio, dice.
Los abetos descubiertos se han adaptado. No sólo crecieron más altos y erguidos, sino que se fueron desplazando hacia arriba en la montaña.
Han elaborado una suerte de "respuesta ecológica al cambio climático", afirmó Kullmann.
Ningún advenedizo
El descubrimiento del abeto más viejo ha sido toda una revelación, insistió, ya que este tipo de pinaceos se consideraban una especie relativamente "nueva" en la región.
Se creía que los más antiguos habían llegado hace 3.000 años.
"Nuestros resultados muestran justamente lo contrario: los abetos son unos de los árboles que hace más tiempo viven en las cadenas montañosas", dice Kullman.
El experto aclaró que hace 10.000 años los abetos sí eran poco frecuentes en la zona, y que cabe la posibilidad que los humanos del mesolítico los hayan "importado" cuando migraron al noroeste tras el deshielo.
BBC
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